A todo tren, por Alex Salebe Rodríguez
Sentado frente a las negras y blancas, Alexis Alonso se enfrentaba a un reto artístico que nunca había experimentado. Lo hizo el pasado viernes en la Casa de la Cultura de Arrecife invitado por Nino Díaz, inquieto músico lanzaroteño radicado en Berlín, que a través de su Fundación creó hace tres años el Festival Tiempos Modernos, adoptando la propuesta cultural el nombre de uno de los grandes films de Charles Chaplin.
El espíritu de Tiempos Modernos es crear y tocar en directo la banda sonora de obras maestras del cine mudo. Nino encomendó a Alexis Alonso la misión de musicalizar una de las grandes obras maestras del cine cómico y de todos los géneros: El Maquinista de la General (1926), guionizada, dirigida y protagonizada por el artista estadounidense Buster Keaton (1895-1966), un genio que junto a Chaplin y Harold Lloyd llenaron las pantallas de historias memorables narradas con mucho ingenio y altísima calidad cinematográfica; arte con escasos recursos técnicos de la época.
Decía antes que el Festival propone crear y tocar en directo la música de las pelis, por tanto, quienes asistimos a la proyección de El Maquinista de la General vivimos una función única, son esos momentos irrepetibles que nos regala la relegada cultura. Orson Welles dijo de esta película que era “la mejor comedia jamás hecha, el mejor film jamás hecho sobre la Guerra de Secesión y quizás el mejor film jamás hecho”.
El pianista tinerfeño invitado lo hizo de forma extraordinaria. Alexis Alonso atesora una reconocida trayectoria musical jazzística y tiene amplio recorrido en la creación de bandas sonoras para cine y publicidad. Su música acompañó desde los mismísimos créditos iniciales de la película, cuando apenas se acomodaba frente al teclado del piano de cola, hasta el epílogo del film.
Más de 70 minutos a tope como si estuviera subido al tren donde se desarrollan muchas de las escenas, tocando sin parar y sin perder pista, con sonidos graves y agudos, a los intensos momentos de amor, melancolía, humor, acción, tristeza, euforia, tensión, sorpresa y el mundo de emociones que depara El Maquinista de la General, una película cargada de hechos históricos y simbolismo.
Participan un sinnúmero de figurantes y extras en escenas espectaculares y complicadas de rodar para la época, como la caída de un tren desde un puente en llamas, fotogramas que percibimos con mayor intensidad cuando se proyectan acompañados de música.
Sin los impertinentes chasquidos de las palomitas de maíz o los glup, glup de la ingesta de bebidas gaseosas, disfrutamos a placer del tándem artístico inseparable cine-música. Además del piano, fueron sonidos puntuales, exclamaciones de admiración, risas, aplausos del público y la ovación final.
El reto para el pianista fue artístico, pero también físico. Estar tocando y viendo la peli al mismo tiempo durante más de una hora supone un alto nivel de concentración, sobre todo atendiendo una propuesta tan frenética como la misma locomotora de vapor de Johnnie Gray, el personaje principal encarnado en el film por Buster Keaton. Parar la música en algún instante de la proyección, es cortar abruptamente el ritmo de la película, así que el trabajo creativo del pianista es absolutamente esencial.
En la época del cine mudo había intérpretes para acompañar la proyección de las películas en vivo con música improvisada, como lo hace el Festival Tiempos Modernos, que no escatima esfuerzos para invitar grandes pianistas a las funciones del certamen.
El disfrute de la unión de expresiones creativas en directo es sublime para el público que se siente atraído por el arte. En Yaiza, hemos disfrutado de la obra de teatro ‘Matar a Jesús’, escrita y dirigida por Salvador Leal, con música original interpretada en directo por el grupo rockero Tarambana Band, delante de más de mil personas por función, en plaza pública.
Nino Díaz, con quien hablé después del acto en un rato ameno también participado por Alexis Alonso, me traslada que el objetivo del Festival no es solo emular con nostalgia los inicios del cine, sino el de abordar con respeto y admiración películas clásicas, en muchos casos centenarias, la de Keaton cumple 98 años de producción, como punto de partida para que destacados pianistas de diversos estilos musicales construyan e interpreten en vivo, y con total libertad, la banda sonora de cada obra cinematográfica, reviviendo así la figura del pianista que otrora iba de la mano del cine mudo.
Buena iniciativa está como otras tantas de Nino Díaz, cuyos proyectos emergen por distintos puntos de Europa. No es tarea fácil, sobre todo en una sociedad dirigida por políticos solo interesados en pan y circo, promover actividades, estudios e iniciativas que atiendan a las relaciones entre la música, la cultura y el pensamiento contemporáneo. La próxima función será el 29 de noviembre, con la película centenaria Corazón Fiel del cineasta francés Jean Epstein, y la banda sonora en vivo del pianista Juan Antonio Simarro. ‘En modo poesía’ por Alex Salebe