Jaime Romero sorprende con una espectacular obra simbiótica de dos dramas volcánicos

Teguise acogerá hasta el 23 de abril la exposición Tremor, que expresa la simbiosis del drama que asoló Lanzarote de 1730 a 1736 y La Palma durante tres meses infernales de 2021

Tras cinco años desaparecido buceando los fondos marinos de Canarias, esos que rellenan su paleta creativa de colores e imágenes inéditas para los terrenales, Jaime Romero explosiona como el volcán y vuelve a sorprender con “Tremor”, una espectacular obra donde expresa la simbiosis del drama que asoló Lanzarote de 1730 a 1736 y La Palma durante tres meses infernales de 2021.

El Centro de Arte Santo Domingo de Teguise acoge esta nueva exposición hasta el próximo 23 de abril, celebrando el regreso del artista a la pintura “pues es algo que no se puede programar, ya que depende de la inspiración y el estado de ánimo, cuya combinación se hace a veces muy difícil”.

En esta ocasión, el pintor, diseñador y fotógrafo submarino, nacido en Haría y residente en Arrecife, vuelve a deleitar con una temática muy complicada, consiguiendo compartir sentimientos encontrados entre el drama y la belleza, con una gran capacidad para transformar la desolación en obra de arte, gracias a un total de 31 cuadros con técnica mixta acrílicos con texturas sobre tabla.

Romero es hijo de Lanzarote (y, como tal, espectador privilegiado de cómo se logra convertir el desastre en un idílico paisaje por muy abrupto que lo presente la naturaleza. Otra cosa es la especial sensibilidad para encajarlo emocionalmente y expresarlo en sus tablas, escrupulosamente trabajadas con su trazo tan personal y profundo, usando los materiales de una paisajística arrasada por el volcán que nunca más volverá a ser como fue.

“Es muy difícil explicar con palabras a los damnificados, que hoy sufren nuestra última tragedia en La Palma, que el volcán que hoy les arrasó, mañana será la base de su futuro, pero no tanto con imágenes”, manifiesta, dedicando su obra a quienes lo han perdido todo, a quienes no encuentra aliento en estos momentos. “Es un soplo de esperanza a través del arte, ante el que los humanos nos quedamos en silencio y admiración”, ha declarado Ignacio García de Santamaría sobre su obra: «una mezcla de realidad onírica con texturas de carácter volcánico, recordatorio de que vivimos a expensas de la naturaleza viviendo en unas islas volcánicas”.