Tocar para hacer público: del legado de Barranquijazz al impulso de Yaiza Naturaleza Sonora
Por Alex Salebe Rodríguez. Artículo de opinión.
- Un recorrido por el impacto de festivales como Barranquijazz en Colombia y nuevas propuestas como Yaiza Naturaleza Sonora en Lanzarote, que promueven el jazz, la cultura y la formación de nuevos públicos.
De Irakere al jazz jazz: cuando el oído se educa
Fue a mediados de los años 90 cuando descubrí mi afición al jazz en su forma más pura —el “jazz jazz”, como dicen los puristas— y al latin jazz, gracias a dos experiencias inolvidables: un ensayo didáctico de la mítica banda cubana Irakere en el teatro de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, y la aparición en escena del Festival Internacional de Jazz de Barranquilla, conocido como Barranquijazz.
Recuerdo vívidamente cómo Chucho Valdés, al piano, daba una nota y uno de sus músicos la replicaba en su instrumento. El ejercicio iba subiendo en dificultad, demostrando el virtuosismo de Irakere y su impresionante capacidad de improvisación. Un espectáculo gratuito que se quedó grabado en los oídos y la memoria de muchos.
Barranquijazz: un regalo cultural de talla internacional
En septiembre de 1997, Barranquijazz hizo su debut en Barranquilla con una alineación de lujo:
- Justo Almario
- Paquito D’Rivera
- Edy Martínez
- Luis “Perico” Ortíz
- Y el genial pianista cubano Gonzalo Rubalcaba
El nivel era tan alto que Edy Martínez, uno de los grandes del jazz colombiano, ya había trabajado en producciones ganadoras del Grammy y colaborado con franquicias como James Bond.
Barranquijazz se consolidó como el mejor festival del género en Colombia, y uno de los más importantes de Latinoamérica, acogiendo artistas de América y Europa, con especial presencia de músicos italianos. No solo ofrecía conciertos, sino también talleres, charlas, concursos y becas que permitían a los jóvenes formarse dentro y fuera del país.
¿Un adiós silencioso a Barranquijazz?
Durante mis vacaciones de julio, conversé con Tony Caballero, uno de los fundadores de Barranquijazz, y me confirmó que el festival no se celebrará este 2025. Después de casi 30 años ininterrumpidos, incluyendo ediciones virtuales en pandemia, su continuidad está ahora en duda.
Sí, es cierto: mantener un festival de alto nivel requiere financiación pública y privada, pero perderlo sería dejar ir una pieza clave en la formación cultural de toda una región. Porque en los festivales también se toca para hacer público: se crean audiencias, se educa el oído, se estimula el pensamiento crítico.
Yaiza Naturaleza Sonora: una bocanada de futuro en Lanzarote
Por eso celebro iniciativas como Yaiza Naturaleza Sonora, que arrancó este sábado en el pueblo de Uga (Lanzarote) con la propuesta joven y vibrante del dúo ExperienCe, formado por Cristopher Pérez (teclado, saxo y voz) y Eloy Mañogil (batería).
Este ciclo cultural apuesta por conciertos gratuitos mensuales hasta diciembre en espacios naturales y comunitarios, transformando rincones cotidianos en escenarios únicos. Una fórmula que acerca la música a nuevos públicos, especialmente al público joven, en un entorno accesible y lleno de significado.
Conclusión: tocar porque toca hacer público
En un momento donde la falta de apoyo institucional a la cultura y la debilidad educativa afectan gravemente a nuestras sociedades, tocar es una forma de resistencia y de siembra. Porque sí, artistas sobran. Lo que falta es público. Público, formado, crítico, curioso.
Por eso, proyectos como Yaiza Naturaleza Sonora no son solo bienvenidos, son urgentes. Porque como decía Rick a Sam en Casablanca:
“Tócala, Sam”, y que nunca deje de sonar.