Kintsugi † Juan Baztán † MICRO 2024
Artículo de opinión de Aquilino Miguélez. Coordinador de Gabinete Científico y Observatorio Reserva Biosfera Lanzarote
En Cueva de los Verdes, una jornada laboral de guía consiste en explicar y acompañar a cinco grupos. La última frase en cada explicación al colectivo ya congregado en el recodo pide cautela ante el estrecho pasillo y escalera: “Agachen la cabeza”.
Tras 20 años oyéndolo ocasionalmente, tomé conciencia de que esa prudencia lógica también podía simbolizar una petición de respeto por el pasado que conformó la identidad isleña y por una apuesta de futuro, sin perder por ello su esencia. Una cultura insular que decidió en los años sesenta iluminar un refugio de ataques piráticos, entre otras desgracias acumuladas. Quiero creer que aquella generación, hace seis décadas, estaba convencida y unida en lo que hacía para mejorar la situación general de la población, aprovechando rincones insulares deteriorados o inútiles hasta entonces.
La Cueva de los Verdes fue la primera inauguración, en 1964; y acabando el siglo tuve ocasión de conocer a Jesús Soto, encargado de su adecuación, aplicando creatividad y simbolismo junto a otros efectos muy celebrados en el recorrido. Jesús mostraba un carácter reservado, una vida interior intensa, herencia de aquel compromiso compartido tres décadas antes. Puede que fuera él quien evitó que se ampliara la entrada al tubo volcánico, para así —me gusta pensar—, poder pedir a cada visitante una reverencia camuflada: “Agachen la cabeza”. Yo se la brindo a él.
En 2004, en la primera exposición como Reserva de la Biosfera, se proyectó un vídeo de 1992 que mostraba a numerosas personas aplaudiendo a lo largo de la carretera entre Arrecife y Haría, al paso del coche fúnebre de César Manrique, fallecido en un accidente de tráfico junto a la sede de la Fundación. Se aunaron muchas manos y muchas personas se alongaron a lo largo de la línea de asfalto para tributar un homenaje a la enorme aportación del artista conejero y llorar su pérdida. Ya no tenía sentido recordar disputas y polémicas anteriores. Su muerte sellaba la alianza entre la creatividad humana, la adaptabilidad de nuestra especie y la isla de Lanzarote. César recogió valores tradicionales y reforzó una cultura insular que reconocía sus límites, que se sentía parte de la naturaleza y que quería vivir mejor de lo permitido hasta entonces. Para la humanidad, todo un mensaje en una botella lanzada al mar.
Este 2024, otro accidente se llevó a Juan Baztán en la Casa de los Arroyo. En palabras de su viuda, Muriel Cléaud, una muerte absurda. Junto a casos anteriores, podemos encontrar acaso un hilo de alto valor que muestra en Lanzarote un ejemplo mejor de humanidad del que suelen enseñarnos hoy los algoritmos de redes sociales adictivas en internet. El suceso que presenciaron dos personas científicas, Bethany Jorgensen y Martin Wagner, coincidió con los aplausos en la sesión de clausura de la Conferencia Internacional MICRO 2024, iniciada a las 17 horas del viernes 27 de septiembre.
En las horas siguientes, personas que hacían posible MICRO —la asociación Papacría, responsable de la exitosa sala “Voces del Territorio”, las empresas Spínola, Hi-Visión, Publigestión, Menorca Reserva de la Biosfera y la propia oficina de la Reserva en Lanzarote, o quienes formaban parte del Comité Científico—, reaccionaron con muestras de sorpresa y dolor por la pérdida inesperada, reconociendo el compromiso social y profesional del fallecido, agradeciendo su carácter llano y acogedor; ocupándose, cada cual en su puesto, para resolver el cierre de MICRO, que logró cumplir los objetivos previstos. El padre de Juan, Iñaki, resaltó el buen trato, respeto y alta estima por su hijo, en el Hotel Diamar… y hasta de Raquel, taquillera en el cine, recabamos palabras preciosas.
Cojamos al vuelo esas tres plumas, 1964, 1992 y 2024. Y recordemos que ha sido habitual asociar ritos funerarios como prueba de la emergencia de nuestra especie. Margaret Mead identificaba como primer rasgo propiamente humano un fémur soldado, porque el tiempo necesario para soldar un hueso y sobrevivir requiere una asistencia continua de congéneres, mes y medio al menos… Luego la ayuda y el cuidado surge cuando se necesita, es lo que posibilita meramente la crianza y cualquier forma de sociedad humana preferible.
Ahora bien, somos muy conscientes de que la muerte es un punto irreversible de la vida humana y altera al grupo social según las circunstancias… En todas las aquí citadas para esta isla, había mucha intensidad en lo vivido antes: personas juntas, comprometidas con el empeño compartido. Encuentro, lealtad con el propio pasado insular en Soto; lealtad al logro de un artista con Manrique, que convenció a su sociedad de que en la aspereza había belleza y que el futuro sería mejor que el pasado. Lealtad del mundo de la ciencia, y de quien en la isla pudo conocerle, con Juan Baztán. Lealtad, pues para quien contribuye a un mejor futuro, a una mejor sociedad.
Apoyo total y reconocimiento merecido en momentos trágicos.
La familia Láiz editó un libro en 2016, sobre el viaje, que en 1987 César Manrique hizo a Japón, junto con Nicolás Láiz Herrera, invitado por grandes compañías comerciales niponas que querían sus ideas tras inaugurarse el centro comercial La Vaguada de Madrid. Al llegar a Tokyo, César había perdido su maleta, y le prestaron un kimono. En todo caso, acabó renunciando a la libertad creadora, y a una promesa de retribución económica escandalosa para poder mantener su atención centrada en Lanzarote y sus volcanes.
Zonas clave de Lanzarote parecen jardines Zen, como Timanfaya, otros Centros de Arte, Cultura y Turismo. O La Geria, donde la crisis volcánica dio lugar a una agricultura de mayor variedad y abundancia.… Kintsugi es la artesanía japonesa que convierte la rotura de un jarrón valioso en un objeto aún más valioso. Aplicable a Lanzarote, pues.
Cuando Bethany Jorgensen tenía que volver a EEUU y tomar varios vuelos consecutivos, se creó un grupo de mensajería digital con las personas más cercanas, que acompañaron ese trayecto de unas 30 horas. Era un grupo de apoyo transitorio, integrado por quienes sabían muy bien lo que había supuesto la muerte de Juan para ella. En 2008 ambos fundaron junto a un grupo de científicos la asociación de investigadores Marine Science For Society. Y ambos organizaron las cinco conferencias internacionales MICRO desde 2016. Lanzarote y la conciencia mundial sobre la problemática del plástico han evolucionado al unísono. Gracias a la ciencia y a la dinámica social conejera.
En el último mensaje de ese chat aparecía el deseo de convertir la tragedia en un vínculo reforzado:
“La pérdida de Juan es el hilo dorado de esta alianza entre su ciencia comprometida y las Reservas de Biosfera. En la cultura japonesa, el jarrón roto y reparado con material valioso, incluso oro, recibe el nombre de kintsugi. La muerte de Juan se convierte en oro y tal vez podría llamarse este Grupo MICRO Kintsugi”. www.cabildodelanzarote.com