Nino Díaz es otro de los grandes orgullos que tiene Lanzarote, que además “vive”, y que tiene un apego desmedido por su isla natal. Músico de primer nivel, compositor, gestor cultural y empresario, entre otras múltiples facetas, creó en 2017 la Fundación que lleva su nombre.
Nos cuenta que su vocación por la música no la vio llegar porque formó parte de él mismo desde muy niño, escuchando las rondallas y el rancho de pascua de su pueblo, Tías. Comenzó solfeo y timple con su padre a los 7 años, quien le transmitió su amor por la música.
Díaz derrocha una gran creatividad en cualquier actividad de las muchas que emprende y como artista, se consagra a todas las artes, destacando igualmente con la pintura y la fotografía, otras pasiones en su vida que regularmente también practica. En 2007 fue nombrado Académico de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel (RACBA) “por su trayectoria internacional como intérprete y como creador, y por su contribución a la generación y difusión de nuevo patrimonio contemporáneo”; el único de la isla en la sección de Música.
En 2017 creó la Fundación Nino Díaz en Lanzarote y ha conseguido desarrollar una importante programación musical en estos años, logrando realizar una labor inusitadamente innovadora. ¿Qué objetivos se marcó con dicha iniciativa?
Los fines establecidos en los estatutos de la Fundación son: promover actividades, estudios e iniciativas que atiendan a las relaciones entre la música, la cultura y el pensamiento contemporáneo; desarrollar actividades que favorezcan el enriquecimiento cultural y educativo de la sociedad; promover la actividad intelectual, creativa y el pensamiento contemporáneo; conservar, estudiar y difundir la obra y el legado de Nino Díaz. Todos estos fines responden a un único objetivo: transformar a través de la música.
¿Qué balance hace de estos difíciles años vividos?
De estos cinco años de andadura de la Fundación hay mucho que hablar, desde los duros inicios, típicos del comienzo de cualquier empresa, hasta la pandemia, sufriendo la mala gestión que han hecho las instituciones públicas de Lanzarote respecto a la cultura. Han sido cinco años que han pasado volando, en los que han pasado muchísimas cosas, y lo más importante: se ha forzado un nuevo paradigma que afecta a toda nuestra vida y a nuestras relaciones.
Debe ser muy difícil mantener una institución de este calibre con la programación que desarrolla. ¿Cómo se financia la Fundación?
Realmente es muy difícil encontrar un equilibrio entre las tres fuentes de financiación de cualquier institución o proyecto cultural: ayudas públicas, patrocinios privados e ingresos propios. Esto es así en todo el mundo, pero en Lanzarote, donde la desertización cultural es muy evidente, es casi una heroicidad intentar hacer algo.
Analizando su biografía me he quedado gratamente sorprendida. Permítame la osadía, pero parece que el dicho de que nadie es profeta en su tierra le viene “que ni pintado”. Mucho trabajo, méritos y distinciones fuera de la isla, pero poco reconocimiento en Lanzarote. ¿Me equivoco? ¿Siente lo mismo o se siente satisfecho con el trato recibido?
Llevo cuarenta años dedicado a la música y a la gestión cultural internacional. Desde hace unos años he decidido invertir en Lanzarote parte de mi tiempo, mis conocimientos y experiencia, y eso es lo que hago. No espero ni palmadas en la espalda ni reconocimiento, lo que sí me gustaría ver es un Lanzarote muy diferente al actual.
Su gran alcance musical y la trayectoria internacional le ha llevado a residir la mayor parte de su tiempo en Berlín, aunque regresa siempre que puede a su tierra natal. Mucha diferencia entre “ambos mundos”, cada uno con sus ventajas e inconvenientes ¿qué destacaría de cada uno de ellos?
Acabo de celebrar mi décimo aniversario en Berlín, y anteriormente estuve 25 años en Barcelona. Berlín es el centro cultural de Europa, y uno de los más importantes del mundo. Esa ciudad no se puede comparar con ninguna otra capital europea, así que con Lanzarote o Canarias es imposible hacer cualquier comparación.
Berlín es una ciudad con menos de cuatro millones de habitantes y, por poner algunos ejemplos, cuenta con siete orquestas sinfónicas (la tercera parte de las que hay en España), tres teatros de ópera (los mismos que en toda España), decenas de salas con todo tipo de músicas en directo, más de un centenar de museos… sin contar los teatros, las salas de cine, las galerías de arte, las bibliotecas (entre las que está la biblioteca en español más grande del mundo).
Alemania lo tiene claro, y para ellos la cultura no solo es un bien de primera necesidad, sino un pilar básico del estado.
No obstante, hace un año me compré una casa en Lanzarote y, si la pandemia lo permite, espero pasar temporadas más largas en nuestra tierra.
Lanzarote es mi madre y Berlín mi amor, dos amores muy diferentes, pero al menos en mi caso, ambos imprescindibles.
¿Cómo se ve Canarias desde Berlín? ¿Somos ya algo más que “sol y playa”?
La idea que se tiene de Canarias en el exterior es la que se lleva décadas publicitando: Canarias como un sitio de descanso y ocio con buen tiempo (el lema actual de Turismo de Canarias es “el mejor clima del mundo”). El “sol y playa” es lo único que hemos vendido al mundo, y esa oferta, por desgracia, está ligada al turismo masivo, una de las experiencias turísticas más erosivas y contaminantes.
¿Dónde se siente más a gusto “creando”? ¿Qué lugar le despierta mayor creatividad para componer?
Berlín es el sitio donde mi mente fluye en absoluta libertad. En Lanzarote no puedo crear, de las 120 obras musicales que tengo publicadas, creo que ninguna la he compuesto en Lanzarote.
¿Qué opina de la organización del Festival Internacional de Música de Canarias en estas casi cuatro décadas de trayectoria?
Como ya llevo diciendo desde hace más de una década, el Festival de Música de Canarias es un evento que surgió para contentar a las élites de Las Palmas y de Santa Cruz, y creo que hoy en día no tiene demasiado sentido tal como está definido. El Gobierno de Canarias, debido a presiones externas, sigue sin tener el control para adaptarlo a la nueva realidad de Canarias y del siglo XXI. Después de casi 40 años, solo el 1,6% de los lanzaroteños han asistido alguna vez al Festival, y casi la mitad de la población no sabe ni lo que es. Algo ha fallado en un Festival que ha gastado desde sus orígenes más de 100 millones de euros, y hasta la fecha no hay ni un solo dato de su impacto (económico, turístico, social, cultural…), y eso sin contar con el problema más grave, su huella de carbono, que lo convierte en uno de los Festivales más contaminante de Europa debido a la preferencia en las programaciones de orquestas europeas.
En mi opinión, el Festival hay que reinventarlo y adaptarlo a las necesidades actuales de la sociedad canaria, y por supuesto, sin olvidar la sostenibilidad y el medio ambiente.
¿Cree que el Festival se ajusta a su propia e inherente evolución?
Creo que el Festival ha ido evolucionado sin rumbo, pensando más en tener contentos a los abonados de las dos capitales, que en el análisis profundo de la situación en Canarias y del mundo actual.
¿Cuál es su valoración de esta 38 Edición del FIMC que acaba de concluir?
Desgraciadamente, por no estar en Canarias durante la última edición, no pude asistir a ningún concierto, pero, según los datos de asistencia que me han llegado desde Canarias, han sido los peores datos de la historia del Festival.
Me gustaría conocer su opinión sobre la situación actual de la industria musical, sobre todo tras la vertiginosa transformación que ha experimentado su consumo tras la pandemia.
La industria musical, al igual que la del cine, lleva transformándose varias décadas. Lo que ha pasado con la pandemia es que se ha acelerado su transformación.
Los datos son demoledores: las ventas digitales generan actualmente el 88% de los ingresos por música en el mundo, y en 2021 las escuchas por streaming superaron el billón. Actualmente, la venta de CDs es anecdótica y continúa su descenso imparable.
Su padre fue fundador de dos agrupaciones folclóricas. ¿Qué opinión le merece la evolución del folclore de Canarias?
Nunca podré agradecerle lo suficiente a mi padre (DEP) que invadiera de música mi infancia y la de gran parte de los niños y jóvenes de Tías. La música folclórica y los ranchos de pascua son un pilar fundamental de mi vida, y no pasa ni un solo día, mientras compongo, que no ronde algo por mi cabeza que acabe incrustándose en mi creación musical.
La música folclórica en Canarias, exceptuando los grandes grupos históricos, creo que está disminuyendo considerablemente, y un ejemplo muy claro es el pueblo de Tías, que aparte del rancho de pascua tuvo grandes grupos que ahora o están en stand by o han desaparecido.
¿Qué aptitud, mérito o habilidad cree que heredó de su padre?
Heredé muchas cosas y no todas buenas. Entre las buenas, mi pasión por la música y la puntualidad. Entre las no tan buenas, la tozudez.
¿Cuáles son sus próximas actuaciones o proyectos para este año?
Este año creo que será espectacular, y seguramente más deseado que nunca, después de dos años de penurias en todo el mundo. Tengo muchísimos proyectos para todo el año, pero comentaré los más inmediatos:
El 2 de abril comienza la V temporada Class_ik Lanzarote con 9 conciertos espectaculares de música clásica.
El 3 de abril presentaré mi último trabajo discográfico “Miniaturas” en el Teatro Municipal de Tías.
El 14 de mayo comenzará el I Festival de Ópera de Lanzarote (dirigido por Pancho Corujo) con Rigoletto de G. Verdi en el Terrero de lucha de Tías.
En junio, Falla Ensemble realizará una gira por Alemania bajo su dirección musical.
…Y mil cosas más.
¿Cómo definiría su último trabajo discográfico “Miniaturas”?
Miniaturas, es un trabajo muy personal realizado mayoritariamente durante la pandemia. El CD está formado por 8 obras pequeñas donde me he liberado de muchas cosas para acercarme, más que nunca, a mis orígenes. Creo que lo mejor es escucharlo, así que les invito a que lo hagan en las principales plataformas digitales, o si lo prefieren adquieran el CD en la página web de la Fundación Nino Díaz.
¿Cómo entiende la política cultural desarrollada en la isla y Canarias? ¿Qué patrones o cambios implementaría como gestor cultural?
Como ya llevo diciendo desde hace muchos años, uno de los principales problemas de Lanzarote es la falta de inversión de las instituciones públicas de la Isla. Lanzarote lleva 50 años de retraso, y si se comenzara a actuar ahora, cuando recupere el tiempo perdido (que en muchos aspectos será irrecuperable), el resto del mundo ya estará en el siglo XXII.
Como ya se lleva diciendo durante décadas por expertos independientes, los presupuestos para cultura son anecdóticos, el patrimonio cultural se está desintegrando, falta mejorar las infraestructuras culturales existentes y faltan muchas nuevas, como un gran auditorio. También faltan ayudas serias para el sector cultural, así como una gestión profesionalizada y programaciones públicas variadas y de excelencia, que además atiendan a la diversidad actual de la Isla.
Respecto a la gestión cultural en Lanzarote, creo que está casi todo por hacer, hecho que, por un lado, es lacrimoso, y por otro, un reto maravilloso para los que se decidan a emprender acciones culturales transformadoras y sostenibles.
El Gobierno de Canarias ha previsto para este ejercicio 2022 una partida presupuestaria en materia de Cultura y Patrimonio Cultural de 41,68 millones de euros, una cantidad desdeñable si la comparamos con la que reservan otras comunidades con un número similar de población. ¿Qué se le viene a la cabeza que se podría hacer con esta cantidad en un sector tan gravemente perjudicado por la pandemia?
Efectivamente, si comparamos Canarias con otra comunidad autónoma con la misma población, como Euskadi, la comparación es de risa, ya que el presupuesto de cultura para 2022 es de 322,4 millones de euros (un 86% más que el de Canarias). Si además añadimos que Canarias es un territorio segmentado y asimétrico, no hace falta comentar más.
Lo que se podría hacer desde cultura, al igual que desde otras consejerías, es partir de la premisa de que Canarias son 8 islas.
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