Misses, escándalos y cultura pop: Lanzarote hace 25 años
El año en el que Helen Lindes acarició la corona de Miss Universo, se desató la revolución en la isla: la rebelión de las Misses, que también traspasó las fronteras insulares. De aquel episodio se acaban de cumplir 25 años y el artista plástico Cristóbal Tabares, el director artístico Pedro Ayose y la escritora Mare Cabrera lo revivieron el pasado 12 de agosto en El Almacén, con una charla en clave de humor que se convirtió en espectáculo.
La polémica estalló en el año 2000, pero se venía gestando desde hacía unos años. “Nuria Esther de León Martín, representante de la Joyería Mapy, se alzó con el título de Miss Lanzarote”, publicaba la prensa local en agosto de 1997. Entre las candidatas de esa edición estaba Helen Lindes, que en la isla se tuvo que conformar con un tercer puesto como Segunda Dama. “Cuando me presenté en 1997, todas sabíamos que iba a ganar la representante de Joyería Mapy, empresa que llevaba tres años consecutivos ganando”, afirmó en su día Lindes, cuando ya había brillado fuera de la isla.
Cristóbal Tabares, Mare Cabrera y Pedro Ayose protagonizaron un viaje al año 2000, con el sonado escándalo de Miss Lanzarote y con un retrato social y cultural de la época
Fue precisamente el año en el que ganó Miss España y quedó segunda finalista en Miss Universo, a pocas décimas de la ganadora, cuando las candidatas de Miss Lanzarote dijeron basta. “Las aspirantes denuncian que el certamen estaba amañado previamente” y “¡¡¡Escándalo en el certamen de Miss Lanzarote 2000!!!” fueron algunos de los titulares, tras la sonada bronca que se vivió en la gala final. Y es que al igual que en anteriores ediciones, se repetía un nombre: el de la joyería que patrocinaba la ganadora.
El ambiente ya estaba caldeado por los resultados de la gala previa y por las sospechas de que esto pudiera ocurrir, y al confirmarse estallaron los llantos y los gritos, tanto por parte de las candidatas como del público. “Tuvimos que salir escoltados por la policía”, confesó tiempo después el conocido presentador Jorge Javier Vázquez, que aquel año participó como jurado en el concurso.
Viaje en el tiempo
Bajo el título “Misses, contracultura y arte popular”, el espectáculo planteado por Cristóbal Tabares, Mare Cabrera y Pedro Ayose parte de aquel episodio para “formular una interpretación antropológica, estética y crítica en torno al rico e icónico imaginario cultural de los concursos de belleza insulares”. Pero también para hacer un viaje en el tiempo de 25 años, con un retrato político, social y cultural de aquella época.
En Lanzarote, el año 2000 arrancó con Tele 5 retransmitiendo las campanadas canarias desde la plaza de Haría. Y pese a los vaticinios, no hubo fin del mundo ni caos informático y tecnológico. Al día siguiente, el 2 de enero de 2000, fallecía en Lanzarote la madre del entonces rey Juan Carlos, María de las Mercedes de Borbón y Orleans, que estaba pasando las Navidades en La Mareta junto a toda la familia real.
Se cumple un cuarto de siglo del certamen de belleza que hizo temblar las fiestas de San Ginés y puso patas arriba la isla, traspasando las fronteras de Canarias
Letizia Ortiz seguía siendo entonces una periodista de Televisión Española y no la Reina de España; y Pedro Almodóvar todavía no había ganado un Óscar. Lo hizo por primera vez en ese año 2000, con la película “Todo sobre mi madre”, con el legendario grito de Penélope Cruz anunciado el premio a “¡Pedrooo!”. El mismo que este verano rueda ya su segunda película en la isla.
En televisión, aparecía un fenómeno desconocido hasta entonces: Gran Hermano. También eran los tiempos de Crónicas Marcianas, del “Tamarismo” y del “No cambié”, que ahora han vuelto a la actualidad de la mano de una serie y un documental de Netflix, recordando aquel oscuro periodo televisivo.
Eso sí, tal como recordaron durante la charla, en aquel año 2000 muchos de esos contenidos no llegaban a todos los pueblos de Lanzarote, porque en algunos solo podían sintonizar aún la 1 y la 2 de Televisión Española. “O telenovela venezolana o vuelta ciclista a España. Tú decides con qué te quieres dormir antes”, bromearon.
Para los jóvenes, la serie de referencia era “Al salir de clase”, y aún pervivían con fuerza las revistas que incluían desplegables con pósters de los artistas de moda. La canción más escuchada era “Sobreviviré”, de Mónica Naranjo, y triunfaban Alejandro Sanz y Ricky Martin, que todavía no había salido del armario.
A través del humor y la ironía, Cristóbal Tabares y Pedro Ayose abordaron también la transformación social que se ha vivido con ese tema, recordando lo que era ser homosexual en los años 2000. “Te tenías que conformar con ser como Boris Izaguirre, una marica fuera del armario en la televisión”.
En el terreno literario, recordaron que el libro más vendido fue “Harry Potter y el cáliz de fuego”, con su “Voldemort ha vuelto”; y que empezaban a despegar aún más los libros de autoayuda. Era el contexto que marcaba la sociedad de un cuarto de siglo atrás, cuando los concursos de belleza levantaban pasiones en la isla y podían convertirse en una cuestión de estado.
La rebelión
Así se desató la polémica en Lanzarote, cuando se anunció el nombre de la ganadora en el año 2000. “Son 23 niñas las que aspiraban con toda su ilusión al certamen de Miss Lanzarote. Hemos perdido nuestro tiempo, hemos estado ensayando, ¿para qué, si el partido ya estaba ganado antes de jugarlo?”, expresó entonces Kataiza Moreno, que puso voz a la indignación del resto de sus compañeras.
Según sostenían, la joyería que patrocinaba a las candidatas ganadoras entregaba 400.000 pesetas para la organización del certamen, mientras que el resto de firmas aportaban entre 100.000 y 150.000, y eso “determinaba previamente a la ganadora del concurso”. Además, pedían que el Ayuntamiento apartara del certamen a su director, Tony Orosa, y al responsable artístico, Willie Díaz, al que también reprochaban que interviniera como responsable de la gala y a la vez como diseñador y representante de algunas de las candidatas.
“El público estaba muy enfadado y con toda la razón del mundo, sabía que allí había mangoneo”, declaró Jorge Javier Vázquez, que fue jurado del polémico concurso
Al año siguiente, la organización de Miss España intervino y el certamen de Miss Lanzarote se desvinculó de las fiestas de San Ginés, mientras los ecos de la polémica seguían resonando. Pero fue en el año 2002, a través de un reportaje de El Mundo Televisión emitido por Antena 3, cuando el escándalo saltó a escala nacional. El reportaje ponía el foco en los certámenes de belleza y el detonante era el amaño en el título de Miss Alicante, pero también abordaba lo ocurrido en la isla.
“Estaba en Lanzarote de vacaciones y colaboré por compromiso, porque no me gustan estas cosas. Un viernes se hizo la elección de Miss Elegancia y ya vi que había movimientos extraños en el jurado, capitaneado por un señor que venía de Las Palmas, que defendía cosas indefendibles” y que “intentaba manipular al jurado”, declaró entonces Jorge Javier Vázquez. Para él, era “muy evidente que había algo raro” y que “había chicas muchísimo más guapas” para haber conseguido el título. “El público estaba muy enfadado y con toda la razón del mundo, sabía que allí había mangoneo”.
“Misses, contracultura y arte popular” puso música a esas declaraciones y presentó “tres hits” creados para la ocasión, con videoclips realizados por Gonzalo Gómez. Y no se salieron ni un ápice de las declaraciones que se escucharon entonces. “No tenemos tanta imaginación”, admitieron. El primero, “Enteradas”, estaba dedicado a la candidata Kataiza; el segundo a Jorge Javier Vázquez y el tercero, a Willie Díaz.
La letra de ese último tema a ritmo de salsa, con sus declaraciones textuales, decía así: “No tengo nada que decir con respecto a las acusaciones de Jorge Javier Vázquez; yo era sólo el director artístico de la gala del 2000. Y si ustedes desconfían de algo, llamen a Sonsoles Artigas o a Isabel Printz, que estaban en el jurado y pregúntenles. Lo que hablé al respecto, lo hablé ya. Creo que los medios deberían preocuparse de la inmigración, del trabajo, del sida y dejar las mariconadas aparte”.
Purpurina y escarnio
Aunque Cristóbal Tabares, Mare Cabrera y Pedro Ayose lo preguntaron dirigiéndose al público, el aludido, Willie Díaz, no se encontraba en la sala. Y tampoco ninguna de las candidatas, o al menos no lo hicieron saber. Solo personas que las conocían, que vivieron aquella etapa o que querían hacer un viaje de 25 años y recordar qué ocurrió en aquel año 2000.
La estela de la purpurina les llevó también a otros certámenes de belleza y a otras épocas. Desde 1929, cuando se celebró el primer certamen de Miss España, llamado entonces “Señorita de España”, y la ganadora recibió airadas críticas de otra de las candidatas. Que si dos miembros del jurado eran valencianos como ella, que si se había subido la falda hasta las rodillas – “cuando estaba completamente en contra de la moralidad prometida por los jueces”- y hasta que tenía el pelo de tres colores, un diente de oro y que era “cargada de espalda”.
Era la otra cara de estos certámenes, muy lejos del glamour. Lo que hacía alimentar también su popularidad, de la mano del escarnio y de la mofa. “Empatizamos muy poco con niñas de 18 años a las que le preguntan cómo resolverías la guerrilla de tu país. Si la niña resolviera esa pregunta, no estaría ahí, estaría en la ONU, pero somos muy crueles”, planteó Cristóbal Tabares, sin abandonar la ironía.
“Empatizamos muy poco con niñas de 18 años a las que les preguntan cómo resolverías la guerrilla de tu país. Si resolvieran esa pregunta no estarían ahí, estarían en la ONU”
De hecho, lanzó esta frase después de fingir que leía varios pasajes de Ana Karenina de Tolstoi, sobre la lucha de una mujer frente a las convenciones de la época; para terminar revelando que en realidad eran respuestas de las candidatas durante el concurso de Miss España de 1993: “Aún soy joven y no creo que sea el momento de ser madre. Tengo que estabilizar mi vida, tener unos estudios”; “Cuando me levanto por la mañana no pienso en nada. Pienso simplemente en ser feliz”; “Haría cualquier cosa por mantener mi belleza, pero no sé hasta qué punto. No quiero sacrificarme para estar bella”; “Suena típico, pero si tuviera un poder, remediaría el hambre. No sé, la miseria que se ve por ahí que me da muchísima pena”.
Así cerraron este viaje a “una noche de tongo y tiaras”, a “una revolución de trajes de raso, laca y sueños robados”, que cerraron también en clave de humor, dando las gracias “a la Comisión de Fiestas, a Joyerías Mapy y por supuesto a San Ginés, testigo mudo de todos estos dislates fiesteros”.
Las fiestas de San Ginés y el declive de Miss Lanzarote
Tras la polémica en el certamen de Miss Lanzarote del año 2000, la propia organización de Miss España decidió intervenir, cambiando de organizadores, de lugar y de fecha al año siguiente, y desvinculando la gala de las fiestas de San Ginés. Para ello, el primer paso fue nombrar una delegada de Miss España en Lanzarote, Norma Lindes, madre de Helen. “Las verdaderas protagonistas serán las candidatas y no los escándalos”, anunció entonces.
La intención era que el certamen pasara a ser un evento con autonomía propia y con unas normas más estrictas para evitar favoritismos. Entre otras cosas, todos los diseños serían del mismo autor y se repartirían por sorteo. La intención era organizarlo cada año en un municipio de la isla, coincidiendo con la festividad de Los Dolores, aunque los planes no llegaron a cumplirse.
El primer escenario iba a ser la plaza de Yaiza, pero a última hora tuvieron que reubicar la gala en un hotel de Costa Teguise. Los rumores apuntaban a que la propia alcaldesa de Arrecife, María Isabel Déniz, había hablado con su homólogo de Yaiza, José Francisco Reyes, para que su municipio no acogiera el certamen. Y es que la capital se enfrentó a Miss España cuando le retiraron el concurso, anunciando recursos y organizando ese año una gala paralela en San Ginés, bajo el similar nombre de “Miss Isla de Lanzarote”.
Solo un año después, en 2002, Arrecife recuperó el certamen y volvió a incluirlo en las fiestas de San Ginés. Ya no seguía al frente su antiguo director, Tony Orosa, pero sí Willie Díaz, que continuó hasta 2007. Ese año, el nuevo concejal de Festejos, Miguel Ángel Ferrer, anunció que harían el certamen con la organización oficial de Miss España, y sin Willie Díaz.
En los años siguientes siguió celebrándose el concurso de belleza con distintos nombres dentro de las fiestas capitalinas, hasta que otra concejal socialista, Nova Kirkpatrick, decidió ponerle fin en 2019. “No daré cobertura a los concursos de belleza en San Ginés, porque no permitiré que una chica tenga más valor que otra por tener un culo y unas tetas mejores. Considero que no se debe premiar algo que no es ningún mérito, como son unas características físicas, que cada uno nace con unas”, manifestó la edil, desatando una polémica que se fue apagando con el tiempo, sin que se haya recuperado este certamen que se financiaba con dinero público, y que hizo escribir ríos de tinta.
Revista Mensual de Ocio y Cultura de Lanzarote – septiembre 2025