Entre la purpurina y la tinta
Lanzarote cambia, aunque a veces lo haga en silencio. Hubo un tiempo en que un certamen como Miss Lanzarote ocupaba portadas, abría informativos y se vivía como un acontecimiento central de las fiestas de San Ginés. También hubo un tiempo en que la cultura, como la entendemos hoy, parecía relegada a márgenes discretos, lejos del ruido y de los focos.
Este número de Mass Cultura pone en diálogo dos imágenes de la isla: el recuerdo de aquel concurso de belleza que desató la polémica, hoy convertido en pieza de archivo y materia de reinterpretación artística, y la voz de Félix Hormiga, escritor y gestor cultural que ha acompañado durante décadas la construcción de un relato propio para la isla. No es nostalgia; es una constatación del cambio, y también de las realidades que conviven en cada etapa.
La polémica que marcó el año 2000 no solo fue un episodio pintoresco; también abrió una grieta. En ella se colaron nuevas formas de representación, más diversas y más pegadas a la realidad. Desde entonces, la isla ha aprendido a reírse de sus excesos, a revisitar su cultura pop con ironía, y a apostar por símbolos que no dependan de coronas ni de jurados.
Mientras tanto, Hormiga siempre regresa en sus conversaciones a Arrecife y al mar que la rodea. La ciudad, con sus calles que se abren al océano y su vida cotidiana, le inspira tanto como los viejos marineros o los recuerdos de su infancia. Para él, Lanzarote no es solo paisaje: es gente, historias y un ritmo propio que laten en cada uno de sus libros, en cada palabra que traza sobre el papel o la tinta de sus obras plásticas.
Entre la purpurina y la tinta, Lanzarote ha encontrado un equilibrio: conservar la memoria sin quedar atrapada en ella, abrir espacio a voces distintas, y entender que lo importante no es solo cómo nos ven desde fuera, sino cómo nos contamos desde dentro. Esa es, al final, la auténtica elección de una isla que tiene su mejor escaparate en su propia historia.
