Rut Cavero, resistencia cultural y ecológica desde el arte
“Mi arte evolucionó cuando me ocurrió algo que me impactó y me hizo reflexionar”
Rut Cavero siempre se ha sentido atraída por el arte, pero con 27 años decidió que tenía que ser algo más que un hobby. “Decidí dejarlo todo, cambiar de vida y venirme a Tenerife a hacer lo que realmente siempre había querido, que era estudiar Bellas Artes”, recuerda. Para entonces ya había cursado una FP Superior de Artes Plásticas y Diseño en Gráfica Publicitaria en la Escuela de Arte Pancho Lasso de Arrecife, pero la vida laboral le había ido llevando por otros caminos muy alejados de su verdadera pasión. “Sentía que yo tenía que hacer algo más. Que ese sueño estaba dentro de mí y que necesitaba cumplirlo. Y fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, lo tengo clarísimo”.
De eso hace ya casi diez años y desde entonces no ha dejado de formarse ni de trabajar. Se graduó en Bellas Artes con Premio Extraordinario, realizó el máster en Formación al Profesorado en Dibujo, Diseño y Artes Plásticas y ahora está a punto de concluir un Doctorado en Arte y Humanidades en La Universidad de La Laguna, donde a la vez imparte clases y forma parte de un grupo de investigación. Desde 2022 tiene un contrato predoctoral otorgado por el Gobierno de Canarias y la Agencia Estatal de Investigación, que solo conceden doce en toda Canarias, y también ha impartido distintos cursos y talleres, que compagina con su labor artística, fundamentalmente en el campo de la escultura.
“Desde que comencé la carrera empecé a hacer exposiciones, me fui presentando a un montón de concursos y convocatorias y he ido haciéndome un hueco”, explica. De hecho, en 2016, cuando estaba en segundo de carrera, su obra fue seleccionada en el XXI Premio Internacional de Fotografía Rafael Ramos García de la Universidad de La Laguna; y a esa se han ido sumando otra larga lista de exposiciones colectivas, muestras y premios, como el XXI Premio Nacional de Arte de Isora en 2019; y el primer premio en Escultura en el certamen ‘Arona de las Artes y las Letras 2023’, que recibió en 2023.
Ahora acaba de terminar su último encargo, el galardón entregado por la Reserva de la Biosfera de Lanzarote al botánico Wolfredo Wildpret: un tajinaste rojo con una gran carga simbólica para el homenajeado. Y también fue la autora de los premios entregados a los Distinguidos del Turismo de Lanzarote en 2023. En aquella ocasión representó otra planta endémica de las islas, el bejeque, porque en eso ha centrado su carrera: en el paisaje y la flora de Canarias, y en especial en las especies más amenazadas. “Tenemos unos paisajes únicos”, afirma, y su objetivo es darlos a conocer y contribuir a su protección, generando conciencia a través del arte. A sus 36 años, esta lanzaroteña nacida en Gran Canaria – “allí básicamente lo que hice fue nacer, porque cuando era un bebé mis padres se fueron a Lanzarote”-, tiene claro que su proyecto artístico es “un acto de resistencia cultural y ecológica
Redacción Mass Cultura
En su carta de presentación dice que su propósito es “generar una profunda conciencia medioambiental y fomentar el (re)descubrimiento de la extraordinaria riqueza florística” de Canarias. ¿Cómo puede contribuir el arte a desarrollar esa conciencia?
Para mí la forma que tengo de expresar todo eso es básicamente recrear la flora de la forma más fiel posible, lo más parecido a la realidad. También tengo láminas donde pongo el nombre de las plantas, porque quiero que se reconozcan. Me gusta también visibilizar la flores que están en peligro, más protegidas, porque creo que tenemos un montón de desconocimiento y quizás las veamos por ahí y no seamos conscientes de que esa flor puede que en poco tiempo se llegue a extinguir. Y luego parte de mi obra es un poco más activista. Ahora mismo tengo expuestos en una sala de Tenerife unos cardones que están hechos en cemento y en bronce. Juego con el material y el cemento para trasladar una crítica de la sobreexplotación del terreno, especialmente con esos cardones del litoral, que se están erradicando para generar nuevas estructuras con la masificación que hay en general en las islas, ya no solo demográfica, sino también a nivel turístico.
¿Siempre supo que ese era su camino como artista, o ha ido evolucionando?
No, no. He ido evolucionando. Siempre me ha interesado la flora canaria y mi padre también tenía millones de fotos de flores, pero cuando estaba en la carrera de Bellas Artes me ocurrió algo que me impactó y me hizo reflexionar. Yo la hice en el ámbito de escultura y en tercero te dejaban un poco más de libertad para desarrollar un proyecto artístico creativo y ahí trabajando con la cerámica, me fui a la penca. Y cuando empecé un poco a indagar me di cuenta del desconocimiento que tenía. Yo pensaba que la penca era una flor canaria y es una flor invasora. Ahí fue cuando dije: “¡Pero es que no conozco la flora! No puede ser que yo siendo canaria, una persona que amo tanto las flores, tenga este desconocimiento tan grande de nuestro paisaje”. Entonces me interesé muchísimo más y mi trabajo final de grado lo llevé totalmente en ese otro sentido. Estudié, investigué, hice todo el estudio de campo, me iba al Museo Natural, sacando libros de toda la historia de Canarias, y me hice un súper estudio que está todo reflejado en mi TFG y luego también en el máster.
Para ese Trabajo de Fin de Grado también entrevistó a uno de los mayores expertos en la materia, el botánico Wolfredo Wildpret, y ahora acaba de realizar usted el galardón que le ha entregado la Reserva de la Biosfera de Lanzarote. ¿Qué supuso para usted ese encargo?
Fue un honor que se pusieran en contacto conmigo para hacerle un galardón a él. Recuerdo que en aquella entrevista hablamos del tema demográfico en Canarias, de la explotación del terreno, de cómo está influyendo en el paisaje… Y toda mi obra va un poco en esa línea de pensar. Básicamente, es lo que intento reflejar a modo de expresión artística. También fue un honor representar un tajinaste rojo (Echium wildpretii), que encima lleva su apellido, porque representando la flora me siento realizada. Yo ya tenía un diseño de un tajinaste para un proyecto que quería hacer en cerámica de grandes dimensiones, y ya lo tenía muy estudiado. En este caso lo hice en bronce y con esa flor roja tan característica en cerámica esmaltada.
Uno de sus sellos de identidad es fusionar la escultura con otros lenguajes artísticos. ¿Cómo es ese proceso y qué técnicas o materiales prefiere utilizar?
No es que prefiera, es que creo que cada proyecto tiene su línea. Lo bueno cuando ya estás sumergida en un entorno rodeada de artistas, de talleres y demás, es que cuando más conoces más puedes orientar tu obra hacia un lado o hacia otro. En mi proceso creativo, yo me pongo a hacer cosas y voy viendo si me están funcionando o no me están funcionando, según lo que quiero transmitir. No es que no tenga una idea preconcebida de cómo lo quiero, pero cuando lo voy desarrollando veo si me funciona más una cosa u otra y lo voy haciendo. No me pongo limitación en ese sentido. Puedo ir probando las cosas y si veo que, por ejemplo, una escultura necesita a lo mejor un apoyo a nivel visual de una ilustración, pues la hago.
¿Cómo describiría la evolución de su estilo a lo largo de su carrera?
Me considero un artista multidisciplinar. Es verdad que estoy más especializada en escultura, pero también hago láminas, hago algo de pintura… Al principio de la carrera tiré más por la fotografía, que me gusta también, pero realmente creo que donde más me desarrollo a nivel artístico y creativo es en el espacio tridimensional, y ahora me estoy yendo un poco más a la instalación.
También tiene una faceta como docente, tanto en la universidad como impartiendo talleres. ¿Qué le aporta esa otra parte de su trabajo?
Me parece una de las cosas más nutritivas, porque ya no es solo que yo pueda comunicar y enseñar, evidentemente, sino que también aprendo mucho del alumnado. Me gusta mucho enriquecerme de todo el alumnado, de todos esos nuevos pensamientos y nuevas cosas que tienen, porque me parece súper enriquecedor. También cuando hice el trabajo final del máster de profesorado tuve que presentar unidades didácticas para alumnado de segundo de la ESO y les hice actividades para ver la flora endémica y la flora invasora. Yo les hacía preguntas y esos niños y esas niñas lo desconocían absolutamente. “No, es que yo no me fijo en el paisaje”, me decían. ¡Pues el paisaje somos nosotros! Por eso me gustó esa parte de interactuar también con los más pequeños, porque al final es la sociedad que nos queda después.
“Creo que la belleza está en todas las cosas, pero cada persona tiene su manera de verla. Para mí, en la naturaleza es donde más belleza se puede ver”
¿De qué manera ha influido la estética de Lanzarote y el legado de César Manrique en su visión artística y medioambiental?
Totalmente. Para mí ha sido fundamental vivir en el entorno donde me crié. Cada vez que voy ahora a Lanzarote huyo de Arrecife y voy a donde más me gusta, que es toda la parte de Timanfaya, todo ese paisaje. Me parece brutal que lo tengamos tan a mano y muchas veces no lo veamos. Y también me ha influido la obra de César Manrique, todo lo que él hizo e impulsó por la isla. El hecho de que esa arquitectura esté tan mimetizada con el paisaje, el hecho de mantener esa belleza pero a la vez trabajarla, es algo que yo también intento hacer. Ese tipo de pedagogía ambiental sí me ha funcionado. El hecho de buscar el equilibrio es fundamental. No destrozar una isla para promocionarla, sino verla de otra manera.
Ha dicho en alguna ocasión que su obra se aleja de de la noción habitual de la belleza y de lo estético. ¿Qué es para usted la belleza?
Creo que la belleza está en todas las cosas, pero cada persona tiene su manera de verla. Es que es un término muy ambiguo. No podría definirse qué es la belleza porque yo veo belleza en muchas cosas que quizás a lo mejor otra persona no puede llegar a ver. Es verdad que mi ojo o mi perspectiva se va mucho a lo estético, y entonces inconscientemente yo genero cosas muy estéticas también; pero no es porque yo lo considere bello, es porque veo otro tipo de belleza en las cosas.
¿Y dónde ve Rut Cabero esa belleza?¿Qué es lo que más le conmueve desde el punto de vista estético?
Para mí, en la naturaleza es donde más belleza se puede ver. La naturaleza, las flores, las plantas… Todo. Yo hago un pateo y me voy fijando en cada detalle de cada cosa y lo veo bonito, lo veo bello.
“Me considero un artista multidisciplinar y no me pongo limitaciones. Puedo ir probando cosas y si veo que una escultura necesita un apoyo visual de una ilustración, la hago”
En su trayectoria ha recibido ya varios premios y ha sido seleccionada para importantes muestras. ¿Cuáles han significado más para usted?
De todos, uno que no me esperaba fue el Isora (el XXI Premio Nacional de Arte de Isora en la modalidad de escultura), pero todos son importantes. El hándicap es que muchas veces hacen convocatorias de artes plásticas, incluyendo dibujo, pintura y escultura, y aunque parezca que no, la escultura es la que menos considerada está. Le dan más valor a una pintura. Ahora me parece genial que muchos ayuntamientos estén separando: hacen un premio de escultura y un premio de pintura, y ahí tienes más oportunidad de visibilizar y de que la parte escultórica se vea un poco más, porque si no antiguamente eran artes plásticas en general y a la escultura nunca se le daba un gran valor. Y también otra cosa que me parece estupenda es que antiguamente la escultura era un ámbito de hombres y ahora somos el 90% mujeres. Lo veo en las clases, por las alumnas y el profesorado, que hoy por hoy es mucho más el índice de mujeres que de hombres y me parece algo maravilloso. Que no se quede ahí como un gremio un poco estigmatizado, porque nosotras también cogemos la radial. Era un ámbito muy masculino y ahora no.
“Antiguamente la escultura era un ámbito de hombres y ahora somos el 90% mujeres. Lo veo en las clases, por las alumnas y el profesorado, y me parece algo maravilloso”
El arte no es un camino fácil. ¿Cómo ha conseguido hacerse un hueco y cuáles han sido los mayores desafíos?
Efectivamente, el mundo del arte no es nada fácil y por lo tanto tampoco me dedico al 100% a ello. Lo combino con la docencia y la investigación, porque es muy complicado. Ahora que estoy dentro de la universidad, que estoy rodeada de personas que evidentemente son artistas muy renombrados, aún así también combinan la docencia con su desarrollo artístico.
¿Y cuáles son sus próximas metas? ¿Cómo se imagina en el futuro?
Ahora tengo pendiente un taller que voy a hacer en Lanzarote en noviembre del modelado del paisaje, y mi mente está pensando en terminar la tesis. Después, me gustaría conseguir una plaza aquí en la Universidad. Me encantaría quedarme con la asignatura de cerámica. Mi compañera y directora de tesis tiene la parte de fundición artística y nuestra idea es generar aquí técnicas y hacer sinergias. Hacer un montón de cursos, talleres de investigación y seguir trabajando con mi línea, seguir redescubriéndome a mí misma y redescubriendo muchas cosas. Ese es mi objetivo: dedicarme un poco más a la escultura contemporánea y trabajar con toda la parte de docencia aquí en la Universidad.