‘La cultura suena, suena la cultura’
Por Alex Salebe Rodríguez
En medio del constante flujo de malas noticias, donde el genocidio, las ejecuciones extrajudiciales y la represión siguen marcando la actualidad, la cultura emerge como un refugio necesario. En un panorama global dominado por la violencia y la desinformación, las buenas noticias se convierten en espacios de esperanza.
Una de ellas llega desde el Ministerio de Cultura de España, que acaba de publicar la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales 2024-2025, señalando el mayor aumento del consumo cultural en los últimos veinte años. La música, el cine, las artes escénicas y la lectura se sitúan entre las actividades más demandadas, con los jóvenes liderando la participación en la vida cultural.
Este resultado evidencia una realidad alentadora: la cultura sigue viva, moviliza y conecta. Sin embargo, también deja en evidencia un reto: la necesidad de que las administraciones públicas se tomen más en serio la gestión cultural profesional, coherente con el impacto económico, educativo y social que genera.
Las áreas de cultura no pueden continuar siendo espacios para colocar a políticos sin formación ni sensibilidad. La cultura es un sector estratégico, creador de empleo, identidad y cohesión social, y requiere liderazgo, conocimiento y planificación.
Cultura, educación e inteligencia social
Invertir en educación y cultura es invertir en una sociedad más humana, reflexiva y crítica. Fomentar la inteligencia social es esencial para desarrollar habilidades de comunicación, liderazgo y pensamiento colectivo. Tal y como expone el Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, el dominio del lenguaje verbal y no verbal es la base de una comunicación efectiva, pilar indispensable en cualquier proceso cultural o educativo.
La cultura, además de su valor simbólico, tiene un efecto directo en el bienestar social y emocional. La encuesta ministerial, elaborada con una muestra de más de 16.000 personas, confirma que las expresiones culturales son percibidas como un componente esencial del ocio y el entretenimiento, pero también como un vehículo de conocimiento y conexión entre comunidades.
Profesionalizar la gestión cultural
Los creadores, gestores y artistas continúan impulsando propuestas innovadoras, muchas veces sorteando la falta de apoyo o comprensión institucional. Por ello, las administraciones públicas deben abrir espacios de escucha activa, reconocer el talento local y apostar por la profesionalización de la gestión cultural.
Solo con políticas culturales bien diseñadas y equipos competentes se podrá seguir fortaleciendo el consumo cultural y, con ello, construir una ciudadanía más consciente, participativa y solidaria.
La cultura suena, y cuando suena, nos recuerda quiénes somos y hacia dónde queremos ir como sociedad.