Un 8M de voces que resuenan
Cada 8 de marzo, Lanzarote alza la voz para celebrar el Día Internacional de la Mujer. Es una fecha de reivindicación, de memoria y de lucha, pero también una ocasión para reconocer el impacto y la fuerza transformadora de las mujeres en nuestra sociedad. Y este año, en las páginas de Mass Cultura miramos hacia el Carnaval como un espejo de esa revolución feminista que ha cambiado la historia de la isla.
Las mujeres han estado en el corazón del Carnaval de Lanzarote desde sus inicios, aunque durante mucho tiempo su papel fuera silenciado. Tejiendo disfraces, diseñando fantasías, organizando cada detalle… Pero fue cuando decidieron salir al escenario y hacerse oír cuando comenzó el verdadero cambio. Las indiscutibles pioneras fueron Las Revoltosas, que abrieron el camino a todas las que vinieron detrás. Las Atrevidas, Las Chismosas, Las Arretrancas y tantas otras fueron más que agrupaciones murgueras; fueron la voz de una transformación social imparable.
Este 8M es un momento para recordar a todas las mujeres que, desde distintos ámbitos, han dejado su huella en la cultura de Lanzarote. En el último año, las páginas de esta revista han recogido las historias de artistas, escritoras, investigadoras y creadoras que, con su trabajo, han ampliado los horizontes de nuestra identidad.
Los avances logrados en las últimas décadas son innegables, pero la lucha no ha terminado. Aún queda camino por recorrer para garantizar que todas las mujeres tengan acceso real y equitativo a los espacios de creación, dirección y toma de decisiones en el ámbito cultural. Aún queda seguir reivindicando que la cultura no solo refleje la voz de las mujeres, sino que también les dé el lugar que merecen. Un espacio de libertad donde las mujeres participan, pero también lideran y transforman.
La cultura de Lanzarote no se entiende sin ellas. Sin las que bordaron los primeros disfraces y sin las que hoy alzan su voz en los escenarios. Sin las que pintaron en la sombra y sin las que hoy exponen en primera línea. Sin las que escribieron a escondidas y sin las que hoy firman los relatos de nuestra isla. Porque sin las mujeres, no hay cultura. Y sin cultura, no hay futuro.
