Son individualistas, no egoístas. Tienen un enorme sentido de la identidad personal. Viven permanentemente conectados. Son optimistas y vitales “porque no han tenido que enfrentarse a ningún gran conflicto ni a ningún gran esfuerzo”. Son personas formadas académicamente, “la generación mejor formada de la historia de la humanidad”. Son sostenibles y globales. Comparten. Son muy felices porque no tienen preocupaciones. Y, sobre todo, quieren y se sienten libres, para decidir sobre sí mismos, y para elegir por sí mismos. Estos son los principales rasgos distintivos de los Millenials, los jóvenes de entre 18 y 35 años que se hicieron mayores de edad con la entrada del nuevo milenio: “nacieron en un época de prosperidad económica en la que las familias prosperaban y los niños vivían en hogares seguros y confortables”.
El 53% de los Millenials no trabaja, aunque el 88% de ellos espera encontrar trabajo a corto plazo al amparo de su título universitario. El 73% se declara urbanita, “lo que constituye un toque al turismo rural”. El 84% considera que hacer algo por los demás tiene un reconocimiento global. El 29% considera que las reuniones de trabajo no son efectivas porque las nuevas tecnologías nos dan todas las posibilidades para evitarlas, “lo que constituye otro toque para el turismo, en este caso, para el de eventos y congresos”. Son emprendedores de tal forma que el 46% quiere iniciar su propia aventura empresarial en los próximos 5 años. Estas son algunas de las pautas de comportamiento que definen a los Millenials. Pero, ¿cómo influyen estos rasgos en el sector turístico?
Fernando Gallardo, gurú de las nuevas tecnologías aplicadas al turismo, ha impartido un interesante seminario esta mañana orientado al sector insular, desgranando algunas de las claves a las que se enfrentarán las comunidades en la transición hacia el futuro que liderarán los millenials. Este seminario, Millenials y la economía compartida del turismo fue organizado por Turismo Lanzarote.
“Este nuevo modelo de sociedad que abanderan los millenials viene acompañada de nuevas relaciones entre los establecimientos alojativos y los usuarios. Ya no se trata de estar en un destino, sino de vivir y ser parte del destino. Ya no hace falta viajar en grupo ni en familia, se hacen selfies que le convierten a uno en parte del destino. Los millenials son exploradores, no son turistas. Quieren experimentar y consumir experiencias en el destino. Un destino, que tienen al alcance de la mano porque son globales, viajan por todo el planeta a través de las redes sociales. No es conocer un destino, sino vivir un destino” explicó Gallardo. “El mundo va a cambiar aún más cuando esté liderado por los Millenials en los próximos 10, 20 o 30 años” apostilló.
Al respecto de la isla, Gallardo considera que “Lanzarote avanzó 20 años cuando introdujo la experiencia telúrica a la oferta de sol y playa que imperaba en el resto del territorio nacional. El desafío ahora es el de transformar una oferta alojativa variada y de primer nivel, habilitar los espacios y la manera de moverse para estos millenials que gobernarán el mundo en el siglo XXI”.
24, 7, 365
“Los horarios del ser humano no serán los mismos porque estar cerrado será estar muerto. Todos los establecimientos, los alojativos incluidos, deberán estar abiertos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año porque los millenials están conectados a todas horas. Serán capaces de diseñar un nuevo mundo sin husos horarios”.
Después de profundizar en algunos factores reconocibles de estos Millenials, Fernando Gallardo llevó el debate al momento coyuntural que vive el ser humano: “la transición entre la sociedad digital y la digital”.
Sociedad analógica vs digital
“Estamos en un momento de transformación, convulso, y es necesario conocer la situación de forma global para gestionar el cambio. Es importante disponer de las herramientas para poder afrontar un futuro que ya es presente” razonó Gallardo.
“Una transición, de la sociedad analógica a la digital, que viene definida por el paso de la privacidad a la transparencia; de la escasez de bienes a la abundancia que nos proporciona la descomposición de todo lo material en bits; del garantismo estatal a la confianza que garantiza la estrecha relación entre el producto y el usuario; de la seguridad a la libertad, ya que los millenials sacrifican seguridad para tener más libertad y, por último, el paso del trabajador asalariado al trabajador autónomo, más libre, más creativo”. En este contexto, adelantó que en los próximos diez años, la mitad de los trabajadores de Estados Unidos será autónomo. “El motor económico de la sociedad analógica ha sido la empresa. En 10 años, con los Millenials, lo serán los autónomos” concluyó. “Pasaremos de compartir información a través de las redes sociales, a compartir bienes y servicios” adelantó, pasando de refilón por las ventajas que ha supuesto la introducción de la tecnologías de impresión 3D, y los incipientes avances que se están produciendo en la 4D.
“Todo va a cambiar” señaló. “El mundo, tal y como lo conocemos, será otro” vaticinó. “Y habrá que estar preparado”. Como ejemplo, expuso las dificultades que atraviesan los clientes de los establecimientos alojativos a la hora de emplear la tecnología wi-fi. “No se explica que no me cobren por usar el paquete básico que me sirve para enviar un par de correos, y me cobren por usar la opción Premium, que es la que me permite interactuar con mis amigos y seguidores a través de las redes sociales acerca del hotel en el que me alojo. Me cobran por ser su mejor herramienta de marketing”.
Economía compartida
Tras una pausa para el café, Fernando Gallardo ofreció algunas pinceladas de lo que es la economía compartida, un concepto básico para los millenials.
La aparición de nuevos canales de distribución turística, la elección de nuevos destinos, la posibilidad de elegir un medio de transporte…todo parte de un nuevo modelo, un nuevo concepto: la economía compartida. “Y como muestra, un botón: sólo el 27% de los millenials estadounidenses se compra un coche frente al 38% de la generación anterior, la X”. Esta generación ha optado por compartir en lugar de poseer en lo que constituye su fundamento económico, una revolución abrazada a las nuevas tecnologías que hoy mueve alrededor de 26.000 millones de euros en todo el planeta. Hemos pasado de un mundo en el que sobra de todo a otro en el que la mayoría no puede disfrutar de lo que este siglo ofrece a menos que sea compartiéndolo. Así, quien no tiene, se conforma con probar. “Es lo que hace a este movimiento imparable” razona Gallardo.
Los principales incentivos de los consumidores al apostar por este tipo de economía son la reducción de costes, el modelo sostenible de los nuevos negocios, el uso intensivo de tecnología, unos nuevos valores y la mentalidad de actuar en comunidad, así como el deseo de compartir sin ser propietarios y de ayudar a quien lo necesita.
En cuanto al sector turístico se refiere, Gallardo apuntó que la economía compartida es beneficiosa en una triple vertiente: para los propietarios de los bienes y servicios; para las empresas intermediarias que han aparecido en el sector turístico, caso de Airbnb y windu para el alojamiento, mealsharing en restauración, trip4real para las experiencias turísticas, y uber y blablacar para el transporte, por ejemplo, y para el medioambiente, ya que compartiendo bienes o servicios no se consumen nuevos recursos. Gallardo se refirió también a cómo la economía compartida “ha creado un nuevo concepto de competencia”, explicó las nuevas modalidades de alojamientos turísticos y aventuró cómo será el hotel del futuro.
Son los intercambios de casa, de coches, de apartamentos vacacionales, de bienes por servicios a través de las redes sociales entre personas que no se conocen de nada y que viven a miles de kilómetros de distancia. “El mundo se enfrenta a una profunda transformación con los millenials. Tenemos que saber cómo va a ser la sociedad digital a la que nos abocamos para que no nos cueste mucho enfrentarlo”concluyó.
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