“El presupuesto en cultura ha disminuído, hay menos festivales y los pocos trabajos que hay se pagan mal”
El circo es un arte y no un mero entretenimiento. Emiliano Ron lo defiende con la misma seguridad con la que se sujeta a la cuerda. Argentino de nacimiento y, aunque reside en Barcelona, es un hombre del mundo. Considerado el “maestro” de la cuerda lisa, es solicitado por todo el mundo para impartir clases.
Con una infancia y adolescencia marcada por el deporte, su pasión por las artes marciales, el punk rock, la lectura de forma compulsiva y el skateboard, es durante su formación académica en las artes cinematográficas cuando decide dejarlo todo para ser artista de circo. Desde entonces, ha hecho del circo su trabajo, su vida.
Llevó siempre una vida dedicada al deporte. ¿Cómo ha terminado dedicándose al mundo del circo?
Practico deporte desde los 5 años. Desde niño fui muy inquieto y activo. Mi madre para calmarme un poco me apuntó a clases de artes marciales. Una muy buena opción para mí. Aprendí muchos valores allí y me dio una excelente formación física para lo que luego sería mi profesión. Mi adolescencia luego fue marcada por otra de mis pasiones, el skateboard. Dedicaba mis días completos a patinar y por las noches volvía al gimnasio/dojo a entrenar para las competencias de artes marciales. Esa extraña mezcla entre la disciplina y lo salvaje se hizo un estilo en mi. Cuando entré en la universidad de cine conocí a mi primera maestra de cuerda. Fue algo totalmente nuevo para mí. El circo cambió mi forma de ver el arte.
¿Le ayuda sus conocimientos en cine a preparar los montajes que realiza con la cuerda?
Estudié cine. Siempre me gustó el cine y la literatura. En mis inicios trabajé como director de fotografía en varias publicidades y cortos. Pero la publicidad no era lo mío. Luego me dediqué a la edición, me pasaba horas y horas encerrado en el estudio delante de los monitores cortando y pegando. Trabajé en canales de televisión y publicidad hasta que un día decidí dejarlo todo y “escaparme con el circo”… Al tener una formación cinematográfica veo mis obras, números, secuencias, como una película, compongo de una manera cinematográfica. El cine soviético es de mis favoritos. Serguei Eisenstein, y su propia teoría de montaje son mis bases para crear.
¿Cómo ha desarrollado su formación? ¿Ha aprendido de grandes artistas?
Aprendí de grandes maestras/os, que luego se convertirán en grandes amigos. Era el día a día: entrenamientos, cafés, charlas interminables, organizando actividades. No tengo una formación en escuela de circo. Yo hice mi propia escuela eligiendo a mis maestros. Tomando clases todos los días. Y entrenando luego con ellos.
Usted es argentino pero lleva ya unos años viviendo en Barcelona. ¿Hay más posibilidades laborales, en el campo del circo, desde España, desde Europa?
Hace mucho tiempo que no vivo/trabajo en Argentina. Allí daba muchas clases y aprendí a ser maestro dando clases. En lo personal como artista no fue fácil. Yo trabajo con mi número de cuerda. Son 7 minutos de cuerda. Es un solo. No soy bueno trabajando en equipo. Por lo tanto no hago creaciones colectivas. Es difícil vender un número allí porque no hay mercado para eso. La situación en España a cambiado mucho. El presupuesto en cultura ha disminuido, hay menos festivales y los pocos trabajos que hay se pagan bastante mal. En cuanto al underground, que es la base del circo contemporáneo en Barcelona, han cerrado varios espacios también. Hay muchas compañías muy buenas, hay público que quiere ver circo, pero faltan productores, inversores, teatros que inviertan en circo.
Ha trabajado tanto en circo tradicional como contemporáneo. Además de ser una forma de vida, ¿qué diferencia a uno y otro?
Quizás lo que yo haga es circo contemporáneo. Pero a mí cada vez me gusta más el circo tradicional. El desarrollo dramático clásico, el realismo puro en ello, y por supuesto, la virtuosidad y el riesgo. Uno tiene que nacer allí. En la carpa. Aprender de sus padres el oficio. Es una experiencia única. Trabajar allí y ver cómo se trasmite esta tradición es maravilloso. Es muy duro también. Hay mucho sacrificio. Ver cómo los niños se hacen adultos tan rápido y se convierten en artistas….
¿Se considera la actividad circense un arte o, en general, el público lo ve como un trabajo de entretenimiento sin valorar realmente el esfuerzo y sacrificio que conlleva?
Depende de el país. En Francia el circo es arte. El circo contemporáneo francés es una clara muestra de ello. En España no es así, lamentablemente. Entretenimiento para mí es lo opuesto al arte. Es algo que más bien te distrae. Te entretiene. Por el contrario mi objetivo es lograr que el espectador piense, que se cuestione. Somos capaces de pensar. Y el arte nos ayuda en ese proceso. Sin embargo aún hay que aprender a pensar en un espectáculo de circo. Son otros códigos, otro lenguaje. Es el cuerpo el que habla aquí.
En teatros también se pueden ofrecer estos espectáculos circenses pero… ¿por qué no se recurre a ellos y se programan con más frecuencia?
El circo, a pesar de tener mucha antigüedad, aún se mantiene en las carpas. Y es difícil sacarlo de allí. Muchos teatros aún son temerosos de producir o programar espectáculos de circo. El tema del montaje a veces puede ser más complicado. Hace poco estuve en México, actuando en el Centro Nacional de las Artes, un teatro muy bonito y muy bien equipado, que ahora empieza a programar circo, el tema del montaje fue bastante complicado. Nosotros tenemos otros requisitos/exigencias al momento de montar. No es lo mismo colgar un objeto/escenografía o una cuerda de la cual se va a colgar un Acróbata que va permanecer allí 10 minutos.
Detrás de sus espectáculos hay muchas horas de preparación. ¿Cómo es su día a día de entrenamientos?
Yo entreno todos los días. Incluso domingos. Es mi trabajo. Es parte fundamental el entrenar cada día. Se puede decir que trabajo 8 horas por día. Está la parte más de oficina que incluye organización y planificación. Y luego la parte más física. Que son los ensayos y entrenamientos. También trato de mantener una dieta balanceada. Mi cuerpo es mi herramienta y cuido de ella. No fumo, no tomo alcohol, soy vegetariano, soy casi de otro planeta.
Es un trabajo de mucho riesgo. ¿Ha tenido algún accidente, o algún “susto” que se haya podido llevar?
Hay riesgo si no se toman las medidas adecuadas. Yo quizás pueda parecer un loco que se cuelga de montañas y hace trucos imposibles. Pero detrás de mí, detrás de la foto o el vídeo hay un equipo de profesionales que me asisten y asesoran. Soy muy profesional en ello y no dejo nada librado a la suerte. Cuando hacemos fotos en la montaña siempre los riggers, alpinistas e incluso fotógrafos son los que hacen el trabajo más duro. Yo solamente me subo a la cuerda y hago los movimientos que tengo más estudiados. El riesgo es casi cero cuando trabajas en equipo.
Participará en la Gala de Clausura del IX Malabharía. ¿Qué espectáculo nos ofrecerá?
En la gala presentaré mi último solo: “El ser y la cuerda”. Es el resultado de muchos años de trabajo, investigación y entrenamiento. Estoy solo allí. La cuerda y yo, no hay más protagonistas. Arrojado allí, despojado. Es un número crudo y muy visceral.
Al ver espectáculos de este tipo podemos pensar que están improvisados, ¿es así o están bien estudiados sus movimientos?
Siempre me gusta dejar espacios vacíos en mis números, los cuales relleno a mi antojo cuando llegó a ellos. Sin embargo incluso la improvisación esta medida en tiempo y espacio.
Es uno de los mejores profesionales en cuerda lisa. ¿Ha sido difícil llegar a este momento? ¿Cómo le ha cambiado el circo en los últimos años?
Hoy la cuerda es una de las disciplinas más populares en el circo. Ya que está en vías de desarrollo y evoluciona constantemente. Yo soy parte de ese cambio. De la actualización de este lenguaje/movimiento más “dinámico”, y también existe un regreso a los orígenes más puros de la cuerda pero a través de técnicas más dinámicas que hacen a lo imposible más accesible. El circo contemporáneo también cambia constantemente. Básicamente como el resto de las artes, porque también se nutre de ellas. Si la danza cambia el circo también porque incorpora la danza, el teatro, los medios audiovisuales, etc…
Su actividad, además, le ha convertido en uno de los profesores más cotizados del mundo. ¿Qué es necesario tener para iniciarse en este arte? Si cualquier joven, o incluso niño, quisiera dedicarse a esto, qué consejo y recomendación le daría?
Cualquier persona puede hacer circo. Yo doy clases a todos, principiantes y avanzados. Amateurs y profesionales. Mi principal consejo es ser paciente, todo lleva su tiempo. Es un camino largo y no creo en los atajos. No existe un método para hacer cuerdistas. Cada persona es especial y eso es lo interesante.
¿Está más olvidado que otros sectores artísticos?
Al igual que en preguntas anteriores hablamos del circo en los teatros, las escuelas de circo son muy jóvenes aún en comparación con la danza o el teatro. Es muy difícil pensar en una escuela de entretenimiento. Yo trabajo en una escuela en Suecia, DOCH. En el mismo campus está la carrera de danza, la carrera de ingeniería. Hacemos circo. Pero estamos en una universidad. Yo soy el mismo pero allí soy profesor de una universidad. La educación allí es gratuita. Esa realidad no es la misma que la de aquí. Pero espero que con el trabajo que estamos haciendo algún día lo logremos.
¿Qué planes tiene para el próximo año 2016?
El 2016 promete más viajes y nuevos proyectos. Tengo varias actuaciones y clases. Pero también un nuevo proyecto personal, al cual llamo “cuerdas sin fronteras”. Y el objetivo es ir a formar cuerdistas de excelente nivel técnico a escuelas de circo social. Aún estoy trabajando en una manera de financiarlo. Pero creo que es algo muy necesario y es tiempo de redistribuir la educación circense también.
En pocas palabras:
Un lugar: Menorca.
Una comida: Ñoquis.
Un color: Naranja.
Un libro: La náusea. Sartre.
Una frase: Todo lo sólido se desvanece en el aire.
Una película: Paris Texas.
Un personaje: El Principito.
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