José Arturo Martín y Javier Sicilia
Del 9 de abril al 10 de julio de 2021 De 10 a 14 h. (lunes-sábado) y de 17 a 21 h. (lunes-viernes). Domingos y festivos (cerrado)
Casa de la Cultura “Agustín de la Hoz”, de Arrecife. Comisariado por Fernando Gómez de la Cuesta.
Martín y Sicilia Cementerio de artistas, 1997. Un proyecto comisariado por Fernando Gómez de la Cuesta (Acrílico sobre lienzo, 130 x 220 cm).
No estamos frente a una exposición cualquiera, no nos encontramos ante una propuesta convencional. En realidad nos hallamos ante una gran aventura, un viaje extraordinario por la Historia del Arte, acompañados por las derivas, por las sugerentes declinaciones de la obra de Martín y Sicilia, una pareja de artistas que lleva toda la vida metiendo sus manos en las entrañas de la creación pretérita, de la presente y de la futura. A partir del propio discurso de José Arturo Martín y Javier Sicilia, vamos estableciendo unos itinerarios llenos de recovecos, de conexiones y de retroalimentaciones que terminan por construir esa (otra) Historia del Arte, aquella que les ha ayudado en su búsqueda de una identidad propia en el contexto social y cultural de la postmodernidad. Ambos se encargan de generar un universo artístico desde donde buscan dar forma a su singular imaginario, a su peculiar identidad visual e intelectual, hundiendo sus raíces en los conceptos de genealogía, de cartografía, de tradición, de herencia, de inspiración, de influencia, de incertidumbre, de crisis de sentido, de destrucción, de demolición y de reconstrucción.
Hay en este proyecto un encuentro con el público, una necesidad explicativa y didáctica, pero también un componente sanador, de desvelamiento, de reconocimiento, de desprejuicio, de libertad y de autonomía. Una manera de mostrar poniendo en valor las fuentes, los referentes, el discurso formal e ideológico, estableciendo las coordenadas de ese gran mapa de conceptos bajo el que subyace una estrategia metodológica que busca indagar en esa identidad contemporánea construida a partir de la acumulación de infinitas aportaciones. Una manera de cartografiar los escenarios propios para establecer diálogos, lecturas interpretativas, con los referentes y las fuentes de la Gran Historia del Arte, allí de donde beben Martín y Sicilia para construir su propio discurso, aquel que apela a lo autobiográfico, a lo narrativo, a lo cotidiano, a lo conceptual, a lo performático, a lo irónico, donde las citas, las alusiones, la parodia, la ironía o el pastiche, juegan a generar nuevas ideas, a pervertir conceptos, a redactar (de nuevo) El Gran Libro de la Historia del Arte.
Fernando Gómez de la Cuesta y José Ramón Betancort Mesa
Entidades que colaboran:
Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Arrecife
Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM)
Fundación Canaria para el Desarrollo de la Pintura
Galería Artizar
Tenerife Espacio de las Artes (TEA),
Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias (Centro de Arte La Regenta y SAC Tenerife)
Coleccionistas que colaboran:
Conrado González Melián
Dolly Fernández Casanova
Esther Díaz Estévanez León
Horacio Umpiérrez Sánchez
Lorena Robayna Curbelo
Lourdes Carrillo Fernández
Nieves Arceo Delgado
Rafael Alvaro Valenciano Pío
Ramiro Carrillo Fernández
LEGADOS Y MEMORIAS: EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE MARTIN Y SICILIA
Fernando Gómez de la Cuesta
Este proyecto se trata de una investigación que pretende seguir estudiado de manera genealógica la evolución de nuestro trabajo para situarlo en términos gramaticales y formales y contextualizar adecuadamente sus fuentes y referencias, lo que resulta esencial para comprender los aspectos generales de nuestro discurso, permitiendo esbozar una suerte de árbol genealógico de nuestro trabajo.
Realmente, como forma de investigación y organización, el uso de la genealogía parece un sistema particularmente adecuado para el estudio del arte contemporáneo en la medida en que permite comprender los fenómenos artísticos a partir de sus interacciones e interinfluencias; de hecho, la sucesión de los distintos movimientos artísticos con frecuencia se ilustra a través de una suerte de mapa conceptual que tiene mucho de genealógico.
En el contexto de nuestro trabajo, la cuestión de la genealogía ha estado siempre presente a través de las distintas formas en que hemos hecho visibles las relaciones con nuestros referentes artísticos y culturales, tanto inmediatos —las personas que conforman lo que podría considerarse nuestra «familia artística»— como lejanos, es decir, las y los artistas que podríamos considerar nuestros «antepasados» —aquellas obras del pasado de las que procedemos—. Es extremadamente significativo que en una obra cuyo tema central es la cuestión de la identidad, esa identidad sea descrita, en una parte importante, en términos que hacen explícitas nuestras herencias e influencias con respecto a los y las artistas que han influido o influyen en nuestro trabajo. Es por eso que en nuestra obra la metáfora del árbol genealógico se ha mostrado idónea para describir, por así decirlo, nuestra identidad: quiénes somos y de dónde venimos, como artistas y como sujetos.
Esta manera de proclamar el vínculo con aquellos artistas a los que pretendemos asemejarnos, hace visible nuestro árbol genealógico, propuesto como un ejercicio que subraya la importancia de nuestros «antecesores» —por así decirlo, el tronco del árbol— que son imitados tanto en términos de forma como de discurso y, a su vez, contextualiza nuestro trabajo respecto a los y las artistas contemporáneas —las ramas— en las que nos hemos apoyado para la construcción de nuestro relato visual. Esta imagen del árbol genealógico permite cartografiar, no solo el escenario en el que surge nuestra obra, sino el entorno con el que dialoga actualmente —los brotes más recientes—. Subsidiariamente, escenifica la genealogía de nuestra identidad como artistas, individuos contemporáneos.
De este modo, y haciendo un análisis a algunos trabajos que hemos ido haciendo desde 1995, podríamos decir que nuestro árbol genealógico se compone de las siguientes partes:
Del «tronco» del árbol brotan tres ramificaciones, la primera relacionada con la tradición de la pintura figurativa que narra las escenas de la vida cotidiana, derivada de la pintura costumbrista holandesa de los siglos XVI y XVII.
La segunda ramificación conectaría con artistas conceptuales y performativos de la segunda mitad del siglo XX.
Por último, estaría la tradición de los artistas que emplean la ironíacomo pantalla de mediación con el objeto de su discurso.
RECURSOS: CITAS, ALUSIONES, PARODIAS Y PASTICHES
Citas
Colegir procede del latín colligere, que significa «poner juntos», así como insertar o recoger alguna cosa de un discurso, de un libro o una obra de arte y juntarlo en otro contexto (Stoichita, 2000). En eso precisamente consiste el recurso de la cita, en colegir algo que alguien ha creado antes: tomarlo prestado para reproducirlo total o parcialmente en un nuevo trabajo. Como es sabido, es un medio que se emplea normalmente para apoyarse en el autor o autora a quien se menciona, pero también se emplea en ocasiones para rebatirle o incluso para homenajearle. Sin embargo, subsidiariamente, la cita también expone el sistema de referencias de quien la hace, en cierta manera saca a la luz su genealogía. En la historia del arte, del cine, la música o la literatura podemos encontrar numerosos ejemplos en los que se ha hecho uso de la cita: cuadros en los que aparecen cuadros pintados sobre caballetes o colgados sobre las paredes en los que aparecen otros cuadros, películas en las que se insertan fragmentos de otras películas. En el caso del texto escrito, el uso de las normativas de citación hace evidente el empleo de este recurso para construir los argumentos; sin embargo, en las artes visuales el empleo de la cita contiene, lógicamente, otros matices.
Herrera Ruíz de Enguino (2014) advierte que «para que una cita pueda considerarse como tal, no es suficiente que una obra sea expuesta en otra obra, sino que además de ello, es necesario que tenga lugar una relación significante entre la obra citada y la obra donde esta aparece» (p. 617). De esta manera, la autora no considera una cita la mera reproducción de una obra dentro de otra, sino el empleo de ese recurso con un propósito discursivo.
Alusiones
El concepto de alusión está destinado a sugerir una idea o referirse a alguien sin tener que nombrarlo expresamente. La persona que lee o mira una obra que alude a otra puede entender lo que su autor o autora le está queriendo insinuar, ya que la alusión, como la cita, también remite a una obra ya existente y, en esa medida, incorpora el significado de la obra aludida a su propio significado; sin embargo, al contrario que en la cita, el referente no aparece ni total ni parcialmente en el nuevo trabajo, sino que se señala de manera indirecta. Se trata, por tanto, de un recurso por el cual aquello que es aludido adquiere presencia sin estar realmente allí, física ni visualmente; sin embargo las alusiones forman parte de la genealogía de la obra.
Parodia
El término parodia procede del griego parôdia y significa, literalmente, «canto aparte». Este se refiere a una imitación deformada de una obra realizada a partir de otra conocida, y que debe ser reconocida para que surja una doble lectura entre la parodia y la obra aludida (Castro Flórez, 1998). Por lo general está impregnada de un tono irónico y humorístico, pero no necesariamente tiene que haber intención de burla, y puede afectar tanto al contenido como a la forma del objeto parodiado.
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