Islas de Memoria: 15 años plantando cara al olvido a través de la literatura
Pocos lanzaroteños no habrán paseado alguna vez por el parque José Ramírez Cerdá de Arrecife, y probablemente ninguno se habrá librado de visitar el Hospital Doctor José Molina Orosa. Sin embargo, ¿todos saben quienes fueron las personas que dieron nombre a estos emblemáticos lugares? ¿Conocen qué hicieron y qué aportaron a la isla?
Como ellos, muchos otros personajes han jugado un papel clave en la historia de Lanzarote, pero sus nombres se han ido desdibujando con el tiempo. Para evitarlo, para recuperar ese pasado, nació hace ya 15 años la colección Islas de Memoria, de la Fundación César Manrique.
El objetivo es “rescatar la memoria de personajes o acontecimientos de Lanzarote cuya aportación desde distintos ámbitos de la cultura, de la ciencia, de la sociedad o la política haya contribuido a construir el imaginario colectivo de la historia contemporánea de la Isla”, explican desde la FCM.
Guillermo Topham y Miguel Pereyra de Armas estrenaron esta colección, que ahora acaba de rescatar del olvido a otro personaje: Antonio Álvarez, que fue vicepresidente del Cabildo de Lanzarote entre 1961 y 1974. El momento no es casual. Antes habían visto la luz los libros dedicados a Luis Morales Padrón y a José Ramírez Cerdá, que formaron parte de la misma etapa dorada de Lanzarote. Cada uno en su papel, los tres contribuyeron a dar forma a los sueños de César Manrique para la isla.
La vocación cultural de Manrique
“Creo que es en la vida y la naturaleza, en la educación y la cultura, donde se debe estar comprometido”, dejó dicho César Manrique en una entrevista publicada en 1991, cuando estaba ultimando las obras para la apertura de la sede Fundación que lleva su nombre. “La cultura nunca ha sido un negocio en ninguna parte, aunque sí una inversión rentable cuando lo que se persigue es elevar la educación y la cultura de las personas”, añadía en aquella entrevista.
Precisamente ese sigue siendo uno de los objetivos de la FCM, que a través de su Servicio de Publicaciones tiene diez colecciones abiertas con distintas temáticas. Y la última en incorporarse, hace ya década y media, fue la colección Islas de Memoria, que pretende “difundir el conocimiento de la cultura local” y “completar una biblioteca básica de Lanzarote”.
Al presentar los dos primeros títulos en marzo de 2010, el director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, explicó que el nombre de la colección implica por un lado una reivindicación, que es que la Isla tiene memoria, “a pesar de que la realidad se obstine en no tenerla”; y por otro una crítica, ya que los personajes de los que se ocupa se encuentran “en un océano de olvido”. De momento, tras la última publicación que acaba de presentarse, son ya ocho las historias que se han recuperado en los últimos 15 años.
Guillermo Topham
“Un promotor de la opinión pública en la isla”. Así definió a Guillermo Topham el autor del libro que en 2010 inició la colección Islas de memoria, Mario Ferrer. Apasionado del periodismo y de Lanzarote, Topham trabajó en medios locales, como Pronósticos, Antena o La Voz de Lanzarote, y también en medios regionales y nacionales, como Falange, La Provincia o la Agencia Efe.
Utilizó las crónicas para ponerlas al servicio de las reivindicaciones de los habitantes de su isla. La parte más valiosa de su trabajo, según el autor del libro, es su faceta como editorialista entre los años 40 y 60, cuando se centra en la grave situación de Lanzarote. “Esa reivindicación era poco usual en España en ese momento”, señalaba entonces Ferrer. Y es que el periodismo era básicamente propaganda política y Topham, apoyado por la “marginalidad” que daba vivir en una isla alejada, “da brochazos de realidad y en sus crónicas se aprecia que la gente pasa hambre”.
Miguel Pereyra
También en el año 2010, José Betancort fue el encargado de rescatar la trayectoria de escritor lanzaroteño Miguel Pereya de Armas, que “no aparece en los manuales y estudios de la historia de Canarias”. Pereyra nació en Arrecife en 1841 y con 10 años sus padres lo enviaron a la Península para formarse como militar, pero decidió que ese no era su camino y cuando tuvo oportunidad lo dejó y se marchó a Francia.
A su regreso a Canarias se instaló en Tenerife, donde ejerció como docente, escritor, conferenciante y mentor de eventos culturales, pero nunca se desvinculó de Lanzarote y de su grupo de destacados intelectuales, como Blas Cabrera, Ángel Guerra, Benito Pérez Armas o Leandro Fajardo. Su gran obra es Tipos de mi tierra, publicada en 1897 y reeditada por el Cabido de Lanzarote en 2002, que supone un gran homenaje al Arrecife de mediados del siglo XIX y sus peculiares personajes.
El objetivo de esta colección es “rescatar la memoria de personajes o acontecimientos de Lanzarote cuya aportación haya contribuido a construir el imaginario colectivo de la isla”
José Molina Orosa
El autor del libro sobre José Molina Orosa, Gregorio Cabrera, cuenta que cuando el insigne médico lanzaroteño tenía 50 años y le dedicaron una calle en Arrecife, “montó en cólera”, porque no era dado a reconocimientos públicos. Hoy, lo que lleva su nombre es el Hospital de referencia la isla.
José Molina Orosa (Arrecife, 1883-1966) ejerció la medicina en un periodo sombrío para la isla. La enfermedad y la muerte se entrelazaban con la pobreza, y precisamente con los más humildes se volcó cuando nadie lo hacía. “Nadie que tocó a su puerta se quedó sin ser atendido”, destacó Gregorio Cabrera al presentar el libro en abril de 2010.
José Molina dedicó más de la mitad de su vida a poner en marcha el Hospital Insular y como médico, “no sólo destacó por su humanidad”, sino también por su ojo clínico, en una época y lugar donde era muy difícil acceder a pruebas diagnósticas.
Gabriel Fernández Martín
El fotógrafo Gabriel Fernández Martín (Arrecife, 1920-1985) fue el promotor de la profesionalización de la fotografía en la isla, en una época donde las inquietudes culturales apenas podían desarrollarse. No tuvo una formación reglada, pero “fue muy activo culturalmente y se lanzó a conocer Lanzarote con su kodak al hombro”, señaló el autor de su biografía, el historiador Félix Delgado.
Gabriel Fernández llegó a abrir varios establecimientos, participó en exposiciones dentro y fuera de la isla, destacó como retratista y contribuyó a crear la imagen turística de Lanzarote, con la elaboración de guías, postales, revistas e incluso con los programas de las fiestas de San Ginés. Como fotoperiodista colaboró, ente otros, con los periodistas Guillermo Topham y Agustín de la Hoz y, a pesar de la censura, intentaba reflejar los atrasos y problemas de la isla como denuncia.
Luis Morales
El quinto título de la colección Islas de Memoria, escrito por Mario Alberto Perdomo y publicado en 2017, fue dedicado a Luis Morales Padrón (Arrecife, 1932-2017), bautizado como “las manos de Manrique”. “Este libro pone a Luis Morales en su lugar, aunque se merece mucho más que este libro”, señaló el presidente de la Fundación, José Juan Ramírez, durante la presentación, que tuvo lugar unos meses antes de la muerte de Morales.
Luis Morales trabajaba en el área de Obras Públicas del Ayuntamiento de Arrecife y allí conoció a José Ramírez Cerdá, cuando este fue alcalde del Consistorio. Después, cuando dio el salto al Cabildo, decidió llevarse con él a Morales y convertirlo primero en capataz y después en responsable de la principal empresa pública que impulsó: Vías y Obras Insulares. A través de ella cobraron forma carreteras, infraestructuras y, sobre todo, los Centros Turísticos, bajo la batuta de César Manrique. En palabras del director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, Luis Morales fue “uno de los funcionarios públicos que más ha prestigiado al Cabildo”.
José Ramírez Cerdá
José Ramírez Cerdá, conocido como también como Pepín Ramírez, ha sido quizá el presidente más destacado que ha tenido el Cabildo de Lanzarote en su historia. “Rompió con el pasado estancado de la isla”, subrayó el director de la FCM durante la presentación de su biografía en 2019.
Para el autor, Saúl García, “si Lanzarote fuera una película, el director sería César Manrique, pero el productor sería Pepín Ramírez”. Él fue quien confió en Manrique, su gran amigo de la infancia, para hacer realidad sus sueños para la isla y quien le dio el respaldo que se requería desde el Cabildo. La creación de los Centros Turísticos es lo que más presente está en el imaginario colectivo de la isla, pero las infraestructuras que se impulsaron en aquella época se cuentan por cientos. Pepín Ramírez lideró el equipo que llevó a cabo la mayor (y mejor) transformación que ha vivido la isla. La que le permitió salir de la pobreza y dar un salto hacia el futuro.
La Fundación César Manrique acaba de presentar el octavo libro de esta colección, dedicado al que fue vicepresidente del Cabildo durante la etapa dorada de Pepín Ramírez y César Manrique
Antonio Corujo
“Antonio Corujo. Siglos de arena y sal”, escrito por Gregorio Cabrera, es el penúltimo título hasta ahora de la colección Islas de memoria. Corujo nació en San Bartolomé el 23 de agosto de 1933 y entró en contacto con la tradición oral y musical de Lanzarote en la barbería y cantina de su padre. Además, heredó el talento musical de su abuelo, Juan Corujo Martín.
La historia del folclore insular no se entiende sin la saga de los Corujo, base de la histórica Agrupación Folclórica Ajei y de los ranchos de Pascua de San Bartolomé, tradición que Antonio ha contribuido a perpetuar junto a múltiples expresiones de la cultura conejera. Además de abrir un puente cultural con Venezuela, donde residió entre 1964 y 1967, también ha contribuido a mantener la cultura popular lanzaroteña con la difusión de las coplas de Víctor Fernández, el Salinero.
Ahora, a la colección Islas de Memoria se ha sumado una nueva biografía, la de Antonio Álvarez, aunque el camino no acaba ahí. La Fundación César Manrique espera seguir editando nuevos títulos, para continuar recuperando la memoria de la isla y rescatando a personajes del océano del olvido.
Antonio Álvarez, el quinto magnífico en la sombra
“Ha muerto mi gran amigo y colaborador en el nacimiento de Lanzarote, Antonio Álvarez”. Esa fue la anotación que el artista César Manrique hizo en su diario el 14 de marzo de 1986, dando así dimensión de la importancia de un hombre que fue discreto en su vida y en su muerte, pero que jugó un papel clave en la transformación que atravesó la isla en la década de los 60 y principios de los 70.
“La frase que más leía y escuchaba cuando inicié la investigación era que Antonio Álvarez no había sido un hombre suficientemente reconocido. Y eso era un enorme aliciente, porque significaba que éste iba a ser su momento para sacarlo de las sombras; pero por otro era un enorme reto, porque era muy poco lo que se había escrito hasta ahora sobre él”, explicó la autora, Isabel Lusarreta, durante la presentación del libro “Antonio Álvarez, la mano izquierda de Pepín Ramírez”, que tuvo lugar el pasado 26 de abril en la Sala José Saramago de la FCM.
Antonio Álvarez Rodríguez (1910-1986) formó parte del equipo de los “cinco magníficos” liderado por el artista César Manrique y el entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá, junto a Luis Morales y Jesús Soto. Sin embargo, su nombre había sido hasta ahora el más olvidado de ese equipo. Por eso este libro viene a hacer justicia a un hombre que fue clave para que se llevara a cabo esa transformación, como vicepresidente del Cabildo y consejero de áreas que fueron clave en esa época, como Economía y Hacienda, Turismo, Educación y Obras Públicas.
“Hay una persona de la que me ha dolido el olvido, que es don Antonio Álvarez. Yo siempre lo nombro porque era la mano derecha del presidente. Fue vicepresidente y consejero de Hacienda. El que administraba las perras y buscaba las soluciones”, decía poco antes de su muerte Luis Morales, en la biografía editada también por la FCM. De Antonio Álvarez dicen que era “el intelectual del equipo”. Que se encargaba “de afianzar las ideas y los proyectos”, de “la forma de abordarlos, de pensar con qué se debía contar”. Y todo ello de manera altruista, porque en aquella época los cargos públicos no cobraban un sueldo y de lo que vivía Antonio Álvarez era de su trabajo en Telégrafos.
Durante la presentación, la autora estuvo acompañada de los periodistas Saúl García y Soraya Morales, que subrayaron el trabajo de contextualización que aporta esta obra. Y es que además de volver a poner en valor la transformación que atravesó la isla bajo la Presidencia de José Ramírez Cerdá, el libro también explora otros momentos históricos que ayudan a entender al personaje. Incluye desde fragmentos de los diarios que Antonio Álvarez escribió de su puño y letra durante la Guerra Civil, estando en el frente, hasta un retrato de la isla a la que llegó como deportado al terminar esa guerra, durante la dictadura de Franco.
“Tuvo una vida de novela, y hasta los 30 años de novela trágica”, destacó Isabel Lusarreta, en alusión a las duras circunstancias que vivió en su infancia y en su juventud, hasta que llegó a Lanzarote y “empezó a vivir”. Aquí formó su familia con Lila Matallana, con quien tuvo cinco hijos. Todos ellos estuvieron presentes en la emotiva presentación de este libro, junto a otros miembros de la familia.
“Espero que este acto sea solo el principio y que sirva para sacar a Antonio Álvarez de las sombras y para ponerlo en el lugar que le corresponde en la historia de la isla”, finalizó la autora, que abogó porque se retome el expediente iniciado hace unos años en el Cabildo para declararlo Hijo Adoptivo de la isla.